Las emociones negativas no nos piden premiso para irrumpir en nuestras vidas pero las emociones positivas depende de nosotros que las invitemos a formar parte de nuestras vidas. Estas, nos construyen recursos y activan nuestros resortes personales, dándonos una visión más amplia de las circunstancias de vida que no podemos controlar pero sí aprender cómo vivirlas.