Hace mucho tiempo leí: “descubre la paz y corre tras ella”. Durante años me encontré dentro de un sistema de vida donde poco a poco borre el grado de conciencia personal como parte de la libertad para crecer y desarrollarme, ni siquiera fue de forma obligada, solo viví o sobreviví a lo que la vida me presentó.
Bajo la inquietud de ayudar, las exigencias de mi trabajo me parecían normales y perdí la noción de mi propia realidad, no me importó nunca el desgaste ni emocional ni físico para terminar los proyectos que consideraba importantes, hasta que me di cuenta, que ese sistema al que pertenecía exigía de mi el desarraigo de mi.
Unida a esta realidad sufrí la pérdida de un ser querido, fue mi momento de quiebre, desde ese momento solo quería estar preparada para el momento de la muerte de este familiar, quería “estar bien” en cada momento de acompañamiento de su enfermedad, buscaba estar “entera” tal vez con ese sentido de perfección para enfrentar la situación que caía como piedra pesada sobre mi familia.
Me pareció importante en ese momento buscar ayuda y fue cuando me encontré con Mercedes, fue en ese momento que empecé un camino de retorno a mí, descubrí lo que significa la paz interior y fortalecí el concepto de libertad.
Por primera vez comprendí la importancia de no solo vivir sino recordar, agradecer, construir y lo más importante unificarme en quién era, me conocí.
Pasé de un tratamiento para vivir un duelo a salir de sobrevivir las circunstancias de mi vida hasta percibirme en conciencia, fue un tratamiento a distancia por llamadas, hemos orado juntas y empoderado mi psique, solo una vez he visto en persona a Mercedes pero ella me enseñó a descubrir qué es la paz y me abrió el deseo de emprender un camino en libertad donde corra por no perderme nunca.