Testimonio de Diego

Hola mi nombre es Diego tengo 36 años y vivo en Dallas TX. Antes de conocer el acompañamiento vivía con una condición de ansiedad desde mis 22 años de edad  pero fui diagnosticada médicamente a los 35. Anteriormente había buscado ayuda por medio de conferencias, retiros espirituales, libros, internet, etc. Pero nada había resultado.

El acompañamiento psicológico Espiritual es importante porque no solo sana tu mente, espíritu, cuerpo sino que transforma hogares “familias completas”. Hasta entonces no había buscado el acompañamiento pero este me dio la capacidad y plenitud de pulir el diamante de la vida y de dar brillo de ser “yo en toda mi esencia”, a diferencia de otra ayuda que hasta el momento había buscado y por desgracia no lo había encontrado.

Fue muy importante para mi por que en el proceso me sentí como el pez que fue sacado del agua y sin respirar muere y al regresarlo al agua empieza a respirar nuevamente. Así empecé  a tener vida nuevamente. Comencé a vivir y sentir una plenitud de vida en las 3 primeras sesiones. Mi proceso duró 8 meses dos sesiones por mes.

Es importante que los católicos entendamos que necesitamos tener esa pista de aterrizaje limpia para que  el señor obre sobre nosotros y su amor se desborde en nuestra persona sin embargo en mi experiencia, el avión lleno de su amor estaba ahí pero la pista estaba en malas condiciones. 

Es importante que un psicólogo católico conozca este acompañamiento, ya que nosotros somos quienes abrimos la cortina del cuarto para que entre la luz pero el Señor es quien creó el sol y su calor. Por medio de este acompañamiento y Junto a la gracia de Dios se es posible sanar el alma, el cuerpo y la mente del ser humano.

Hoy me dirijo a ti a quien duda de la felicidad como yo lo hacía y que aún después de terminar mi acompañamiento aún quedaba una gota de duda hasta el final y después de semanas todavía dudaba, que la felicidad existirá pero hoy te digo como Jesús algún día lo dijo levántate y camina, yo te digo levántate y sé Feliz Joven que la plenitud de vida si existe y es real.  Tu hermano en Cristo Diego.