Llegué con Merce providencialmente por recomendación de una amiga de la cual pude ver el gran cambio después de su proceso. Estaba en un momento de mi vida que aunque tenía todo, me sentía frustrada y no sabía qué quería o porque sentía esto, tenía peleas absurdas con las personas que más quería y después tenía un gran remordimiento y me sentía desubicada.
Desde la primera cita sentí una gran paz e hizo sentido todo lo que Merce me dijo. Aprendí a conectar con mis emociones, a ser autónoma emocionalmente, a identificar mis necesidades, a tener perspectiva y más cosas que me dieron las herramientas que necesitaba.
Así mismo tuve la oportunidad de que mi novio en ese momento (ahora mi esposo) entrara a terapia. Ambos crecimos a pasos agigantados y hoy vemos los frutos infinitos que hemos recibido de esto. Podemos decir con certeza que gracias a Dios, que en su providencia nos llevó con Merce, hoy estamos gozando nuestro matrimonio como nunca imaginamos que se pudiera gozar… Yo digo mucho a los que nos preguntan cómo nos va: «Sabía que iba a ser feliz siendo su esposa pero nunca imaginé que tanto».
Estoy agradecida eternamente por este don del Cielo que hoy me permite ser feliz, seguir creciendo y continuar amando cada día más y mejor a los que me rodean.