Hoy 8 de Septiembre la Iglesia celebra la natividad de la Virgen María y agradecida celebro junto a ella el haber nacido en este día tan especial, que para mi tiene mucho significado.

Además de que la iglesia celebra a la natividad de la Virgen, también se celebra en mi natal Venezuela a la Virgen del Valle junto al aniversario de la aparición de la Virgen de Coromoto; otra advocación revelada en Venezuela. A su vez, se celebra el día de la Virgen de Covadonga en España y a la Virgen de la Caridad del Cobre en Cuba.

La Guadalupana en mi vida

Aunque hoy no es 12 de diciembre día en que celebramos a María, pero en su advocación guadalupana, quisiera escribirle a ella. Pues la Virgen María se me acercó como la Virgen de Guadalupe siendo aún una joven en mi país natal Venezuela, cuando en mi corazón tenía unos deseos muy grandes de hacer algo por Cristo y por los demás, entremezclado con la fuerza de una joven que sentía que podía por si sola cambiar al mundo.

La Guadalupana me flechó el corazón desde el momento en que la conocí y fue tanto el amor que experimenté de parte de ella y su protección, que decidí llevarla en mi cuello colgada el día de mi matrimonio.

Aún recuerdo estar parada a punto de entrar en la iglesia, el haber tomado mi medalla ovalada y pedirle que desde ese día custodiara a mi matrimonio y en especial a la familia que desde ese día formaríamos, pero sobre todo que nunca permitiera que nos separaremos de Dios.

Ese día lo recuerdo con mucha claridad, pudiera decir que es de los recuerdos más nítidos del día de mi boda. Me parece increíble que en ese momento no sabía que terminaría viviendo en México y que tendría una hija mexicana.

México se convertiría al final en mi casa. Y gracias a ello, hoy puedo decir que tengo la dicha de tener dos patrias: la patria biológica y la patria adoptiva. Una que me vio nacer y la cual llevo en mi corazón todos los días de mi vida. La otra que me brindó su bienvenida y me ha acogido con amor la mitad de mi vida, haciendo de “su casa mi casa”.

Las promesas se pagan

Hace un mes viaje a la Ciudad de México por diversos motivos. Uno de ellos era la de visitar a la Virgen y pagarle una promesa haciendo además un reportaje. Desde que deje mi amada Venezuela, ese día al despegar el avión el Espíritu Santo me dijo que llevaría su palabra y su amor por todas partes del mundo y que la Virgen de Guadalupe me acompañaría a cada paso del camino. Y así a sido siempre, he podido experimentar su amor y su presencia a cada paso del camino. Se que ella me cuida y me protege.

Por razones ajenas a mi voluntad no me fue posible hacer el reportaje en el atrio de la Basílica de Guadalupe que tenía planeado hacer para pagar mi promesa; y es por eso por lo que hoy, le rindo homenaje y celebro a la Virgen en su cumpleaños bajo la advocación de quien para mi ha sido mi madre del cielo compartiéndoles por escrito lo que de palabra tenía planeado decir. Aunque se que a la morenita la celebramos el 12 de diciembre, hoy celebro a mi Mamá Linda en su cumpleaños junto al mío.

Aparición de la Virgen

La Virgen se nos presenta a lo largo de la historia bajo diferentes advocaciones. Todas y cada una de ellas son la misma María, madre de Jesús, madre del hijo de Dios. Y lo hace con diferentes vestidos para poderle hablar a su pueblo que se viste de forma diferente, hablan idiomas diferentes y se comportan de manera diferente en base a la cultura e idiosincrasia de cada pueblo.

En diciembre de 1531 la Virgen se aparece varias veces a Juan Diego quien era un indígena azteca que vivía en la Gran Tenochtitlán para convertirse después de la evangelización en la Nueva España. Lo que hoy conocemos como la gran y hermosa Ciudad de México. Llena de personas solidarias, generosas y devotas que se han encargado de conservar ese amor a la Guadalupana generación tras generación.

La Virgen se le aparece en el Monte del Tepeyac y le pide a Juan Diego un templo.  Para ello lo envía a hablar con el Obispo de ese entonces -Fray Juan de Zumárraga-  . En ese lugar la Virgen le dice que  «como Madre, mostraré mi clemencia amorosa para todos los que soliciten mi amparo. Y oiré sus lágrimas y sus ruegos para darles consuelo y alivio. Porque yo soy su Madre compasiva».

Quiero una prueba

Fray Juan de Zumárraga, primer Obispo de México que pertenecía a la Orden Franciscana recibe a Juan Diego quien ya había sido evangelizado. Pero le pide una prueba para estar seguro de que lo que le dice es verdad.

La Virgen manda  a Juan Diego a subir la colina que ahora esta a un costado del atrio mayor, le pide que tome unas rosas y se las lleve al Obispo. Ese mes no era la temporada de rosas. Juan Diego un indígena de alma sencilla obedece al mandato que le da la Virgen recogiendo las rosas que estaban allí, las puso en la tilma y se las llevó al Obispo como la señal que daba por verdadera lo que estaba pidiendo la Virgen.

La tilma era el nombre que se usaba en la lengua que hablaba Juan Diego llamada  «náhuatl», lengua que hablaban los indígenas, la tilma era como una especie de capa o de poncho anudada en la espalda.  Al estar Juan Diego delante del Obispo y soltar la tilma donde llevaba las rosas todas cayeron al suelo. En la tilma apareció estampada la imagen de la Virgen de Guadalupe por lo que el Obispo lo tomó como la prueba que había solicitado.

El peregrinar de la tilma

El Obispo emocionado ese 12 de diciembre de 1531 tomó en sus manos la tilma de Juan Diego para colocarla en su oratorio. Después la trasladó a la Iglesia Mayor de la ciudad para que fuera venerada por la multitud devota quien hasta hoy sigue cumpliendo su mensaje inicial que es brindar consuelo a todo el que llega a ella.

Cada vez que asisto a la Basílica a visitar a la Morenita del Tepeyac, justamente eso es lo que veo en cada uno de los feligreses: llanto y lágrimas pero también fe, consuelo y amor. Dolor y Amor todo en una misma persona, en un mismo momento ante los pies de la Virgen que su hijo nos dejo a su vez a los pies de la cruz.

La idolatría reinante

En México en el momento de la aparición había mucho culto al dios-serpiente al que se ofrecían sacrificios. El culto que prevaleció era de tipo politeísta donde sus primordiales dioses fueron Tlaloc y Quetzalcóatl. Tlaloc era el dios de la lluvia y Quetzalcóatl era el dios creador cuyo significado más común es el de “serpiente emplumada”.

“Huitzilopoztli” era el dios de la guerra que significaba colibrí azul izquierdo. Con deidad me refiero a un ser sobrenatural al que se rinde culto, considerando que tiene poder sobre un ámbito concreto de la realidad y sobre el destino de los humanos bajo los que están al parecer “sometidos” a sus designios.

Esta deidad tenía a los humildes indígenas en un continuo miedo y zozobra.  Causaba tanto horror en ellos que los españoles lo llamaron “Huichilobos”, dado que no lograban pronunciar el nombre de “Huitzilopoztli” al que yo tampoco alcanzo a pronunciar. Una deidad que no se saciaba sino con la sangre que venía de los sacrificios humanos que se realizaban anualmente en su nombre y su honor.

En el cerro del Tepeyac se le daba culto a “Tonantzín” quien era madre de ese dios serpiente. El Padre jesuita Mariano Cuevas quien fue un historiador en su libro sobre la Historia de la Iglesia en México (tomo 1º, cap. III) estima que fueron alrededor de 100.000 las personas que cada año se sacrificaban a este demonio “serpiente” que se alimentaba de sangre humana según la creencia de los indígenas aztecas.

Elección de María

Es por esto que María eligió ese lugar para sustituir el culto que se vivía con idolatría del pueblo indígena a Tonantzín.

Los españoles a su llegada para realizar este proceso de evangelización se toparon con estas creencias históricas y fueron sustituyéndolas por creencias cristianas. La Virgen de Guadalupe fue lo que marco un gran significado al representar el fin de esos sacrificios humanos a los cuales les tenían pavor, pero a los cuales se sometían porque no les quedaba otra forma de creencia arraigada en sus costumbres. No puedo imaginar lo que para ellos significó -dejar de creer en esto- y dejar a su vez de sentir temor de ser el elegido para ser sacrificado.

¿Cómo les hablaba?

La Virgen le habló al pueblo indígena con esta aparición. Como bien saben, en la imagen de la Virgen aparecen símbolos que estaban destinados a contrarrestar estas creencias. Había tantos detalles a través de los cuales la Virgen les estaba hablando a ellos y que eran incluso difícil de descifrar para los mismos españoles.

Entre esos símbolos vemos el broche con la cruz que indica que ella nos trae la joya que es Cristo crucificado. Esa cruz era la misma cruz que los indígenas veían en los estandartes de los españoles, quizás como una especie de confirmación en la fe que les estaban tratando de trasmitir en el proceso de evangelización. El ceñidor era señal de embarazo y a la altura que está el broche se ve que está embarazada así como la caída del lazo con las puntas abiertas. Su vestido luce como todo un “vestido prenatal”.

El trébol de cuatro hojas es signo de plenitud y para nosotros los creyentes la plenitud solo puede provenir de Dios a quien se simbolizaba. Al estar sobre el vientre de María quiere decir que Ella nos trae a Dios en su seno, ella misma se presentó como la Madre del Verdadero Dios a diferencia del dios al que le rendían culto y al cual sacrificaban vidas humanas.

¿Qué representaba?

En cambio ella les presenta al cordero de Dios que sacrificó su vida humana por nosotros para abrirnos las puertas del cielo, sustituyendo esos sacrificios humanos a esa deidad por el sacrificio del verdadero hijo de Dios; un Dios no de temor sino de amor. Su sangre derramada por la sangre que ellos derramaban en cada piedra en cada sacrificio.

El ángel que aparece en la imagen simboliza a Juan Diego como ese ángel mensajero que nos trajo a la Virgen de Guadalupe quien la sostiene con sus brazos. El pueblo azteca de igual forma adoraba al sol, a la luna y a las estrellas. La Virgen de Guadalupe se presenta tapando al sol porque sus rayos aparecen por detrás de ella. Aparece pisando a la luna y a unos cuernos que representan al mal y abajo de ellos la serpiente.

Las estrellas en su manto corresponden a las principales constelaciones que estaban presentes en aquellos días, otro aspecto muy significativo y familiar para los indígenas. Es como si ordenara en la imagen a todos estos elementos de la creación en el lugar que les correspondía a cada uno para que ellos a su vez le dieran ese nuevo orden. Tomo algo familiar y de sus propias creencias para ayudarlos a integrar las nuevas creencias.

Posición de baile

En una conversación con un sacerdote que estudio la Maestría en Teología Guadalupana, me comentó que la Morenita aparece en posición de baile. Se le nota en la imagen un pequeño pliegue a su vestido porque significa que tiene la pierna ligeramente doblada. Ella les estaba diciendo con ello que siguieran bailando pero que ahora lo hicieran para rendirle culto al hijo de Dios que ella llevaba en su vientre y esto es porque los indígenas siempre hacían sus cultos y sacrificios al dios del mal bailando al aire libre bajo las estrellas.

Al final les hablo a sus corazones con un lenguaje sencillo para ayudarlos a dar ese salto en la fe y pudieran incorporar a sus vidas el amor al verdadero Dios.

Su hijo en el centro

Existen muchos elementos más que los estudiosos de la aparición guadalupana han comentado. La Virgen hizo uso de las creencias populares del pueblo indígena, uso todos esos elementos arraigados en su cultura para poderles hablar de forma clara.

Ella siempre hace eso con nosotros sus hijos, nos habla en nuestro idioma y en un lenguaje de símbolos que solo el que está abierto a recibirlo podrá identificarlo y traducirlo para su propia vida.

María se presenta con su hijo en el seno de su vientre. Ella no se pone al centro, es su hijo quien está al centro de su vida y a quien nos presenta para que lo adoremos como el hijo de Dios, el rey de reyes.

La Morenita del Tepeyac es una compañera infatigable del caminar del mexicano y de muchas personas  -como yo- que la hemos adoptado como nuestra madre del cielo. Hoy celebro mi cumpleaños celebrando el suyo.

¡Feliz Cumpleaños Mamá Linda!

Picture of Dra. Mercedes Vallenilla

Dra. Mercedes Vallenilla

Psicóloga católica con especialidad en psicología social. Maestra en Matrimonio y Familia. Doctora en Educación, con estudios de postdoctorado en Psicología. Autora de cuatro libros sobre psicoespiritualidad. Pionera en Psicología Virtual con 30*+ años de experiencia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.