Psicología Católica Integral - Mercedes Vallenilla
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Hoy las redes sociales de todos los portales y cuentas católicas que sigo hablan del Rey. Y es que no es para menos, pues hoy se celebra en la Iglesia la fiesta de Cristo Rey.

Intenciones del Rey

Por tal motivo, quisiera compartir algunas reflexiones que he llevado estos días en mi corazón y que es lo que deseo trasmitir a diario no solo a mis pacientes, sino a todo el que se vale de mis publicaciones para encontrar luz en su inteligencia y consuelo en su alma.

Lo primero que me gustaría decir es algo muy esencial: Jesús, el rey de reyes, Cristo Rey quiere que sintamos el amor del Padre porque desea que nos demos cuenta de que no estamos solos a pesar de que cuando estamos en dolor y desesperanza si nos sentimos solos. Y aquí le mente juega un papel importante con un pensamiento distorsionado que se llama “Racionalismo Emocional” característico de todo el que sufre y que al final, distorsiona la realidad que se percibe y que se vive.

Racionalismo Emocional

Sentirnos solos no es estar solos. Quizás podemos experimentar ese sentimiento, pero sino lo contrarrestamos con la realidad objetiva, es posible que le creamos al sentimiento creyendo una «verdad» que no es verdad. Podemos sentirnos solos, pero quizás no estar solos porque si contamos al menos con una persona en este mundo, eso nos ayuda a transformar ese sentimiento de soledad y comenzar sentirnos acompañados.

El peligro del racionalismo emocional es ese, que nos hace razonar por medio de un sentimiento y al creerle al sentimiento, nos perdemos de la oportunidad de percibir con realismo y creer una verdad que no es verdad.

Jesús quiere que nos sintamos acompañados, no solo por las personas que nos rodean sino por su compañía. Pues eso es lo que Él quiere ser para nosotros: un compañero de camino. Pero ¿cómo puede hacernos sentir su presencia si somos nosotros mismos lo que lo rechazamos?

Conocer primero

El Padre es rechazado también, no solo no es conocido. Jesús no se presenta como alguien grande, como un Rey lejano, distante en un elegante trono; sino que se nos revela como alguien bueno, amoroso, humano, amigo, tierno y cercano.

Así como Jesús se nos presentó, es que nos ha dado esa misma idea a cómo se refiere Él a su Padre Dios, como “Papa mío” (Abba Pater). Por eso al orar Jesús dijo: “Padre Nuestro” pues al decir nuestro estamos usando un pronombre personal y eso nos da sentido de pertenencia; es decir, de que es un padre muy cercano a nosotros mismos que nos brinda bondad y comprensión.

Necesidad de Pertenecer

Y aquí es relevante mencionar que ese sentido de pertenencia es necesario experimentarlo en cualquier relación que establezcamos, pues es una necesidad afectiva vital el sentir que pertenecemos. Por eso decimos: “mis amigas”, “mi universidad”, “mi colegio” o “mi parroquia”, “mi ciudad y mi casa”. Y cuando nos referimos a relaciones de pareja, se dice: “mi novio, mi prometido o mi esposo”, porque expresa el nivel de pertenencia que ya alcanzó la relación.

Pero esta necesidad afectiva no solo es con los seres humanos y las cosas con las que nos relacionamos, sino con ese Cristo al que hoy celebramos, con Dios Padre, con el Espíritu Santo y la Virgen María, incluso hasta con el santo patrono a quien le pido y venero.

Nuestro Papá

Jesús al presentarse con esta cercanía y presentarnos al Dios Padre como su papá, nos quiso decir que el cielo no significa que sea un lugar físico lejano donde habita un Dios abstracto inalcanzable y castigador, sino que expresa que ese cielo esta muy alto por encima de nosotros, pero a la vez que puede estar cercano a nosotros.

Por eso, Jesús nos da una imagen de Dios que es cercano, bueno, íntimo, pero a la vez de un Dios fuerte que es poderoso y, por lo tanto, que tiene el “poder” de salvarnos del mal, sanarnos por dentro y llevarnos a la plenitud de la vida.

Jesús nos presenta esa nueva imagen de Dios Padre. Un Dios que permaneciendo como altísimo, poderoso y trascendente se nos ha dado como un papá. El dueño de todo y el todo poderoso es Nuestro Papá.

El Espíritu Santo es el que hace posible el que podamos experimentar esa ternura del Padre. Es el que hace posible esa intimidad, el que nos muestra como es posible tener esa experiencia del amor de Dios todos los días de la vida. Pero para hacernos creer que ese Dios Padre es posible sentirlo cercano y experimentar su amor, es que su hijo nos enseña con su palabra, pero también con su ejemplo no solo esa grandeza de “rey” que hoy celebramos, sino más bien que Dios es nuestro y podemos llegar a sentirlo como nuestro.

¿Quién es para ti?

Yo tengo un Dios. Todos nosotros tenemos un Dios estén dispuestos a reconocerlo o dispuestos a negarlo. Un Dios que nunca se cansará de amarnos sin importar en qué parte del camino nos encontremos. Pues así se presentó Jesús, en cualquier parte del camino de las personas que conoció no solo de los que estaban cerca cumpliendo los preceptos que prescribían los judíos, sino cercano de los que estaban lejos. Del rico y pobre. Alto y bajo. Honesto y corrupto. Fiel e infiel. Santo y pecador. Sincero y mentiroso. Virtuoso y vicioso. De todos.

Para los Teólogos Dios es uno y es Trino; es decir Dios Padre, Dios hijo y Dios Espíritu Santo son tres personas y una misma persona. Para los filósofos Dios es omnisciente; es decir está en todas partes. Para muchos Psicólogos Dios no existe o es una “energía” presente. Pero la pregunta de hoy sería ¿quién es Dios para ti?

Es por amor

Dios Padre nos pudo rescatar de otras formas, pero por amor entrego a su único hijo y es solo por amor que quiere que optemos por Él. Pero la mayor dificultad para poder darnos la oportunidad para optar por su amor bien sea a través de la figura de Cristo o del Padre, es generalmente el creer que solo estando bien o portándonos bien o viviendo sin pecado es que seremos dignos de su amor. Y ésta, es la más grande equivocación y el más grande engaño que el enemigo, rey pero del mal nos ha hecho creer.

Jesús se presenta ante nosotros abierto, amoroso y disponible para todos. Pero la mayor dificultad de aceptar el amor que Dios Padre quiere entregarnos, parte justamente de creer que tenemos que estar bien para estar cerca de Él cuando es todo lo contrario. Necesitamos acudir a Él, arrepentidos y vulnerables para reconociendo lo débiles que somos, podamos pedirle su ayuda.

Respeto a la libertad

Lo primero que hacia Jesús ante el sufrimiento de los inocentes era participar, llorar, acoger y conmoverse. Allí nos expresaba que no solo Jesús sufre, sino que Dios Padre también sufre. Y podríamos preguntarnos ¿por qué sufre si es Dios? Porque Él es amor y quien ama sufre por el otro.

Además, podríamos preguntarnos ¿y por qué si es todopoderoso no hace algo? Porque nos creo libres para optar y no puede hacer algo sino le damos el permiso de hacerlo, sino se lo pedimos, sino mostramos el deseo profundo de estar y vivir con Él, sino expresamos nuestro deseo de reconciliarnos con Él, de que sea Él quien sane y lave nuestras heridas pero que nosotros mismos primero hemos reconocido. El amor cuando es sincero tiene que dejar al amado en libertad para responder. El amor siempre implica un riesgo y no por el simple hecho de amar estamos libres de sufrir.

Empatía del Rey

Jesús no es indiferente a nuestro sufrimiento porque su padre Dios tampoco lo es. Él quiere participar de nuestros sufrimientos, porque dejándolo es que podemos transformar ese sufrimiento en gloria. Ese dolor en amor.

Cristo Rey sufre por nosotros y con nosotros. Todo ese amor de Dios se ha trasmitido por medio de su hijo a nosotros. El amor de Dios no es como el amor humano que es lineal porque es entre dos siempre. El amor que Dios quiere expresarnos es circular porque si nos abrimos a conocer ese amor, Él nos demuestra ese amor de una manera muy personal y al experimentarlo lo donamos a los demás y a su vez esos otros regresan con amor a Dios.

Espera por ti

Si queremos conocer ese amor y si ya lo conozco y solo deseo recibir más amor, tenemos que donar amor, pero primero tenemos que reconciliarnos con las heridas del pasado que traigamos. Pues sino hay unidad en nuestro ser sino más bien una grieta por la cual se cuela todo, el amor de Dios no puede entrar porque esa grieta impedirá el paso.

Cuando el amor circula por medio de nosotros tenemos vida porque somos como un río con caudal de vida, no un estanque que gira solo en torno a lo que le pasó, a su dolor, a solo verse las heridas y solo hablar del pasado como una víctima sin sentido.

Reinar en tu trono

En Jesús tenemos ese ejemplo de cómo vivir la verdadera vida. Nos enseña a mirar a todos estos obstáculos a través de esa luz del amor de Dios. Todo lo negativo no puede aplastar el amor, porque es más fuerte que eso.

Hoy, día en que celebramos a ese Cristo Rey que quiere reinar en nuestros corazones, podemos intentar recordar los hechos que nos han humillado, esos recuerdos dolorosos del pasado, de eso que sentimos vergüenza y que nos da dolor recordar, pero no para compadecernos quedándonos allí estancados en el lodo del pesimismo y del desamor, sino para exponerlo ante Dios. Así, es la única manera como podemos experimentar que Dios nos ama a pesar de lo vivido. Pues, como dijo el rey de reyes Él no vino a salvar a los justos, sino a los pecadores.

Acepta y Sana

Aceptar algo de nosotros, lo que no nos gusta, lo negativo, lo malo, lo que nos avergonzamos es integrarlo y solo haciéndolo es que podemos ayudarnos a verlo con los ojos que Dios lo ve, pero sobre todo con los ojos de amor con que Él nos ve para así podernos abrir a ese amor que todo lo sana. Eso es lo que puede hacer su omnipotencia, pero solo si nosotros queremos.  

Cristo hoy quiere reinar en tu corazón sin importar como se encuentra el trono, ese pequeño corazón que no parará de sufrir hasta que no se encuentre con su amor. Pero para ello, debes compartirle tu realidad, cualquiera que sea. Para que así comiences a verte con los ojos de amor con los que Él te ve porque no quiere que vivas separado de Él, sino desea que conozcas su amor para que veas que su poder es más fuerte que todo y puedas llegar a vivir con plenitud esta vida.

¡Feliz Día de Cristo Rey!

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Mercedes Vallenilla

Psicóloga católica con experiencia en Psicología Social y Maestría en Matrimonio y Familia. Doctora en educación de la Universidad Anáhuac, con estudios de postdoctorado. Autora de cuatro libros, pionera en Psicología Virtual con 30+ años de experiencia.

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Mercedes Vallenilla

Psicóloga católica con experiencia en Psicología Social y Maestría en Matrimonio y Familia. Doctora en educación de la Universidad Anáhuac, con estudios de postdoctorado. Autora de cuatro libros, pionera en Psicología Virtual con 30+ años de experiencia.

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