Psicología Católica Integral - Mercedes Vallenilla
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La palabra corazón es de las más usadas en el lenguaje humano. Son múltiples las veces que la repetimos y que no nos damos cuenta de que lo hacemos. Además de ello, es también la imagen que lo representa muy usada en infinidad de campañas, sobre todo el 14 de febrero cuando se celebra mundialmente el día del amor y la amistad.

Si bien es cierto que la imagen del corazón es usada para la mercadotecnia y explotada con fines económicos, eso mismo nos indica lo relevante que la palabra y la imagen representan para el ser humano y la respuesta que ante ella damos.

Los cinco formas de expresar amor

La investigación titulada “Los 5 lenguajes del Amor” escrita por Gary Champan quien fue terapeuta de parejas, identificó las 5 formas más comunes de expresar el amor. Entre ellas:

1) Palabras de afirmación donde define que las personas prefieren ser amadas por medio de lo que escuchan a través de la comunicación y el dialogo, con frases donde les expresen su amor, los reafirmen y los reconozcan por medio de frases alentadoras como, por ejemplo: “eres lo máximo”, “que buena eres”, “que bien haces la comida”, “la casa está bien decorada gracias al gusto de mi mujer” etc.

2)  Tiempo de calidad es otra forma en que las personas desean sentirse amadas, cuando tienen toda la atención de sus parejas o de su familia, sin importar el tiempo de cantidad que vivan juntos sino el tiempo de calidad que inviertan estando juntos y que ese tiempo no sea distraído por nadie o por nada como puede ser el celular.

3) Actos que expresen servicio es la otra forma en la que se puede expresar amor. En este caso, hay personas que valoran mucho lo que hacen por ellas, lo percibe, lo agradecen y lo valoran sintiéndose amadas por ello. Y con esto no nos referimos a cosas ostentosas o complejas, sino a esos pequeños actos de amor como hacer algo por aquel que se ama como recoger la ropa o ayudar con alguna tarea del hogar.

4) Regalos son la otra forma de sentirnos amados. Hay personas que se sienten amadas por medio de regalos y aprecian que la pareja haya dedicado tiempo a ello. En este sentido el autor aclara que no se trata del costo del regalo o de una visión materialista del mismo, porque inclusive puede ser algo de muy poco valor económico como decimos “un detalle” pero de una enorme repercusión para la persona que lo recibe.

5) Contacto físico es la última forma como el autor ha identificado que los seres humanos necesitamos sentirnos amados y es con los abrazos, los besos, las caricias y aquí entra de igual forma la vivencia de una sexualidad que en el marco de referencia desde donde escribo entendemos que es una sexualidad sana orientada al plan original de Dios sobre nosotros los hombres. En esta forma de expresar el amor, una agarrada de manos, un abrazo, un beso antes de dormir o al despertarse tiene una enorme repercusión en esa experiencia del amor.

En este sentido, el autor especifica que, aunque estas son las formas más comunes que los seres humanos necesitamos sentirnos amados y expresamos el amor, cada uno tiene una forma personal con la cual identificarse más. Lo importante desde mi perspectiva es que el autoconocimiento como primera dimensión de la Inteligencia Emocional nos haga determinar cuál es la que más nos ayuda a nosotros y cómo nos gusta sentirnos amados para expresárselo a la pareja y ésta a su vez a nosotros.

Desde mi perspectiva, esto también se puede adaptar a los otros tipos de amor que se expresan en la amistad y en la paternidad, adaptando obviamente el lenguaje del contacto físico a las dimensiones correctas en referencia al tipo de relación que se establezca.

La ínsula del cerebro y su rol regulando el amor

En la psicología está estipulado que el sentimiento del amor y aún más profundo la emoción del amor no corresponde con la imagen del corazón con la que hemos crecido y la mercadotecnia nos ha hecho creer. El amor, como sentimiento no radica en el corazón.

El amor parece estar más asociado a la ínsula, que está considerado como el quinto lóbulo cerebral debido a que es el punto interno del cerebro donde confluyen los lóbulos: el temporal, el parietal y el frontal. La ínsula en su cara anterior y posterior tiene diversas funciones, pero en general sirve de centro de conexión entre el sistema límbico y el neocórtex participando de funciones vitales para la coordinación del organismo entero como son la percepción del gusto y el olfato, el control visceral y la somatopercepción y la función vestibular. Se ha encontrado a su vez, hallazgos que la vinculan con el deseo y el “craving”, que es definido como el intenso deseo de consumo lo cual está asociado al desarrollo de las adicciones a las drogas.

La función de la ínsula que aquí deseo mencionar de forma un poco más amplia es la de la integración entre la información emocional y perceptiva, pues la ínsula actúa como una zona de asociación entre lo que percibimos y lo que sentimos. Debido a la ínsula, es que podemos aprender de lo que percibimos y del cómo nos sentimos, al ella vincular esas experiencias cognitivas con las sensaciones subjetivas agradables o desagradables, entre aquello que hacemos o decimos y de lo que nos produce emocionalmente. Esto crea un repertorio o registro por el cual se guiará en el futuro.

El amor en la espiritualidad cristiana

Los seres humanos somos una unidad sustancial. Y en unidad estamos llamados a vivir. Dios nos creo por amor y quiere que vivamos para el amor.  Como dijo el Papa Emérito Benedicto XVI, somos frutos del pensamiento de amor de Dios. Y cuando Dios se desbordó de amor en ese misterio de la Santísima Trinidad fue cuando nos creo.

El amor y la palabra corazón ha estado por tanto presente de forma histórica no solo por los psicólogos sino por la espiritualidad cristiana. Como consecuencia de este deseo de Dios, fruto de la creación y motor de vida de los seres humanos, es que ha sido plasmado por los profetas y los evangelistas de una forma muy palpable en la Biblia y en la tradición de la Iglesia. Tradición que quizás de una forma aún más notoria, ha sido descartada sin conocerse por muchos de nosotros que nos llamamos cristianos. Así como no nos damos cuenta del uso que le damos a diario a esa palabra tan sencilla pero tan emblemática llamada “corazón”, mucho menos lo hemos notado en la Biblia.

La palabra corazón en la Biblia

Cuando la biblia quiere hablar de la palabra corazón se refiere a toda la persona humana, a todo su interior y no a un órgano físico.  Por eso en I Sam 16, 7  se menciona “ El hombre mira la apariencia, pero el Señor mira el Corazón».

En el lenguaje bíblico la actitud del corazón da la impronta a todo el hombre.  Impronta es la huella o la marca que da sentido a toda la existencia humana. Por tanto, es el corazón lo que define al hombre. Por eso vemos en Prov. 15, 13 “Un corazón alegre vuelve resplandeciente el rostro, pero cuando el corazón esta triste, el espíritu se torna depresivo» Aquí no solo el profeta está hablando del rol que el corazón tiene de cara al hombre, sino está haciendo referencia a emociones como la tristeza y va más allá aún porque hace referencia al alma mencionando que se torna “depresiva” lo cual es el culmen de la emoción de tristeza. Parece entonces que el profeta está diciendo que cuando se vive con un corazón triste entonces se expresa no solo en el rostro, sino que esa tristeza se convierte en depresión y llega al final hasta el alma.

En el antiguo testamento los sentimientos del hombre también eran atribuidos a Dios. Por eso se dice que “El Señor se duele en su corazón (Gen. 6-6) y se “elige a un hombre según su corazón” (I Samuel, 13,14) Es increíble ver como los profetas hablaron de que Dios tiene un corazóny en el corazón de Dios también se experimentan sentimientos parecidos a los nuestros.

El rol de Dios en el corazón humano

Es un solo Dios quien puede transformar el corazón de piedra en un corazón de carne. La gracia que otorga Dios es lo que puede combatir interiormente la huella del pecado original.  El Señor puede quitar un corazón de piedra y otorgar un corazón de carne. (Ez, 36,26) y aquí parece que el pecado original no solo es quien fragmenta al hombre en su interior impactado su corazón, sino que además convierte al corazón en un corazón de piedra que solo pueden ser sanado por Dios con su gracia.

En el antiguo testamento el amor es un acto de la voluntad en fidelidad. El amor es fidelidad, lealtad y obediencia. El corazón en la mentalidad judía es la sede de la voluntad y de la inteligencia, y está mas relacionado con algo mas profundo del ser. Puede haber amor, aunque haya sentimientos que vayan de un lado al otro lado. Pueden convivir ambos sentimientos y la voluntad.

En el nuevo testamento también el corazón es el centro del alma y del centro del espíritu.“Porque el corazón es el punto de partida de la conducta humana, Dios imprimirá su ley en los corazones” (Heb. 8,10)  “Y el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rom, 5,5) El corazón se convierte en el «órgano» de la religión. Es por medio de la fe como podemos arraigarnos a Dios porque es justo el lugar donde acogemos ese amor de Dios que se derrama si nosotros le abrimos las puertas para que así sea.

El amor humano vinculado al amor divino

El plan de Dios en ese amor originario entre Adán y Eva era perfecto. En esa unidad originaria se comprendía una completa integración entre el alma y el cuerpo. Ellos experimentaron una profunda unidad de voluntad y de deseo. El pecado original nos sume en un conflicto y en una desintegración completa. Nunca mas los cuerpos buscan responder con esas completa armonía y voluntad con que Dios lo pensó.

La felicidad de Adán y Eva venia de vivir y amar como Dios ama. Ellos estaban hechos el uno para el otro, ellos sabían que fueron creados para una comunión sagrada y perfecta: para ser un don el uno con el otro entregándose a si mismos. Siendo reflejo del amor de Dios.

La fidelidad a Dios no es un sentimiento es una decisión de amar a Dios en fidelidad. Jesús con la entrega de su vida, viene a restaurar esa alianza que se había perdido con el pecado original que introdujeron Adán y Eva y que deformó ese plan hermoso original de Dios rompiendo con esa unidad original. Amar hasta dar la vida es lo que Jesús nos enseño claramente con su pasión y gracias a ella es que podemos tener acceso a recuperar esa fragmentación interior de esa unidad de cuerpo y alma.

Y cuando decidimos amar como Dios nos ama, no queda solo allí en la comunión de los esposos el amor. Sino que al llegar a esa comunión puede a su vez darse la comunión con Dios donde Él se hace presente a través de los esposos con la gracia santificante que da el sacramento y que fortalece a los mismos incluso en el acto conyugal. Pero lo más hermoso es que no solo quedará de igual forma entre Dios y los esposos, sino que esto se extenderá a los hijos y a todo el que tenga contacto con los miembros de la familia sindo fermento en la sociedad actual.

La unidad de mente y alma vinculado al amor de Dios

Al final, si vemos a todo el ser, la unidad de mente y alma puede verse de forma integral si consideramos que en el cerebro la ínsula nos permite regular lo que pensamos con lo que sentimos y eso nos convierte en inteligentes emocionalmente si logramos conocernos y auto regularnos. Pero sino nos quedamos únicamente allí y consideramos todo el rol que la palabra corazón tiene en el plan de Dios, entonces podremos entender que abriéndole nuestro corazón podremos recibir su amor,  sanar las heridas, fortalecernos en las adversidades y además hacer comunión en el amor con Él y con los demás logrando con mayor fuerza aún esa unidad de mente y alma. La unidad en el ser que nos traerá a su vez unidad con otros.Y todo esto hace posible lo que llamo el verdadero amor.

Son innumerables los santos que nos han hablado del amor. El amor es la razón por la que venimos al mundo, es el motor por el que debemos de vivir y es la razón por la cual iremos al cielo. La experiencia del amor es lo que nos transforma el interior y nos construye, o la ausencia de él es lo que nos puede llegar a destruir interiormente. El amor es tan significativo para el ser humano que por eso lo traemos a colación tantas veces en nuestras cotidianidad sin que nos demos cuenta de cuan necesario es en nuestras vidas.

Como bien decía San Ambrosio, «Señor, toma este corazón de piedra, y dame un corazón de hombre: un corazón que te ame, un corazón que se alegre en ti, que te imite y que te complazca en todo”.

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Dra. Mercedes Vallenilla

Psicóloga católica con especialidad en psicología social. Maestra en Matrimonio y Familia. Doctora en Educación, con estudios de postdoctorado en Psicología. Autora de cuatro libros sobre psicoespiritualidad. Pionera en Psicología Virtual con 30*+ años de experiencia.

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