Siempre he creído que soy un ser humano con cualidades y defectos. Con dones y talentos los cuales me los dio Dios para ponerlos al servicio suyo y de los demás. Creo firmemente que tengo una misión en esta vida. Descubrir un talento es grandioso, pero al ponerlo al servicio de Dios y de los demás, lo convertimos en un don y eso es mucho más grande que nosotros mismos.
Sobre toda las cosas, he ido formando poco a poco la convicción de que soy profundamente amado por Dios. Que realmente no importa cuántas veces caiga, sino cuántas veces me levante. Es aquí donde reside mi única seguridad en esta vida. El creer firmemente, que un ser «todo» poderoso, alguien que a pesar de las adversidades, pruebas, momentos de sequedad espiritual me ama profundamente y de aquí es de donde saco mis fuerzas para levantarme cuando me caigo, cuando me señalan, cuando me lastiman o cuando tengo miedo.
Quiero amar más. Sé que muchas veces no lo hago como quisiera, pero no me importa más eso, porque Jesucristo me enseña que no importa si caigo tres veces o más en mi camino, es siempre más glorioso y tiene más mérito a sus ojos, las veces que me levanto de mis caídas. Sé que estoy llamado a amar y a aprender de mis derrotas y que estoy llamado a amar a imagen y semejanza de Él.
En mi opinión, creo que el sentido de mi vida, está ligado a lo que creo y profeso, es decir mi religión.
Creo que Dios nos creó con dones y talentos, para que los usemos y los pongamos bajo su servicio, él nos creó con una misión, para mí no existe otra razón más clara y precisa en mi vida que esa.
Muchas veces he buscado el sentido de mi vida en banalidades que me ofrece la vida, cuando realmente el sentido de mi vida lo encuentro en Dios, y justamente es Dios quien llena mi vida de sentido. Solo me basta frenar, observar a mi alrededor, darme cuenta de todas aquellas personas que me aman: mi familia y mis amigos, basta observar todas aquellas acciones de amor las cuales me regalan, todo eso le da sentido a mi existencia y me llenan de amor el corazón para yo también poder dar eso a los demás y encontrar también el sentido a mi existencia de esa manera.
Es fácil caer en el creer que debemos buscar el sentido a nuestras vidas fuera de todo el entorno en el que nos rodeamos, pero a veces somos demasiado ciegos como para ver que hay gente con mucho dolor, que sufre y que donarnos a ellos le da sentido a nuestra vida, amar da sentido a la existencia del ser humano, porque este se da cuenta que al hacer algo por los demás, está haciendo algo con su propia vida y que al hacer eso recibe mucho más, de lo que dona.
Para mí el sentido de la vida, está en el amar a los demás y no en lo que el mundo ofrece. Sé que tengo muchas cosas en las cuales quiero mejorar, tengo muchas cosas positivas de mí en las cuales seguir trabajando, pero para mí lo más importante, es que debo de crecer siempre en el Amor. Y por eso, hoy te pregunto si tú crees verdaderamente en ese amor que Dios tiene reservado para ti de manera incondicional. Y si le has abierto las puertas de tu corazón para experimentarlo en tu interior. El siempre está esperando allí por cada uno de nosotros. No le cierres las puertas de tu corazón para que puedas vivir una vida en plenitud con verdadero sentido. Para que puedas vivir de cara a Dios.