La evasión es un aparente mecanismo de afrontamiento que nada de afrontar tiene. La persona que lo experimenta puede llegar a evitar actividades laborales que implican un contacto interpersonal significativo por miedo a la crítica, la desaprobación o incluso un rechazo que muchas veces ni siquiera es real sino imaginario.
Además, la persona se muestra reacio a asumir riesgos personales, tampoco llega a implicarse en nuevas actividades porque le resultan embarazosas.
Con este patrón emocional, la persona se convierte en un experto evasor de todos y de todo. Al no enfrentar el diario vivir, crea problemas que van creciendo como una bola de nieve y el resultado al final es que le explotan bombas en la cara que pudieron ser evitadas.
Hay que vivir un día a la vez enfrentando lo que tienes en frente. Postergar lo desagradable o los potenciales problemas crea más problemas que se convierten en bombas que te explotarán en tu cara. Enfrenta lo que tienes frente a tú frente así evitarás explosiones futuras innecesarias.