Nada en esta vida es eterno, ni siquiera los problemas. Ni lo positivo ni lo negativo duran una eternidad; es decir, son finitos, tienen principio y fin. La diferencia justamente entre esta vida y la eterna es esa; todo lo de este mundo acaba tarde o temprano mientras que la vida eterna no tendrá fin.

Pero cuando estamos sufriendo un dolor de esos que embargan profundamente el corazón además de la mente, podemos llegar a pensar que todo lo positivo durará “una eternidad” y que será siempre y para siempre incluyendo la vida misma pero también llegamos a creer que todo lo negativo durará también para siempre.

El balance está en pensar que ambas cosas tanto positivas como negativas no duran en esta tierra una eternidad. El pensar esto en relación con lo positivo, nos hace ser agradecidos todos los días sabiendo que es un regalo y el pensar esto en relación con lo negativo nos da esperanza de un mejor mañana. Sigue caminando un día a la vez. Paso a paso. Mientras dure el dolor por la pena, piensa en que nada dura una eternidad, ni siquiera lo malo. Todo pasa, y esto también va a pasar.

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Dra. Mercedes Vallenilla

Psicóloga católica con especialidad en psicología social. Maestra en Matrimonio y Familia. Doctora en Educación, con estudios de postdoctorado en Psicología. Autora de cuatro libros sobre psicoespiritualidad. Pionera en Psicología Virtual con 30*+ años de experiencia.

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Psicóloga católica con especialidad en psicología social. Maestra en Matrimonio y Familia. Doctora en Educación, con estudios de postdoctorado en Psicología. Autora de cuatro libros sobre psicoespiritualidad. Pionera en Psicología Virtual con 30*+ años de experiencia.

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