Es tan obvio y forma parte de la vida diaria que quien tiene un coche y se le daña lo lleva al mecánico a reparar para encontrarle la falla. Es así como para hacerlo hay que meterse dentro, bajar piezas, buscar hasta encontrar lo que está mal. Si esto es así para los coches y todo aquello que se daña, con mucho más razón lo es para nuestra maquinaria.
Somos una unidad de mente, cuerpo y alma. No podemos ser abordados cuando fallamos así, con simpleza. Tampoco con buenas intenciones. Es por ello que necesitamos pedir ayuda a un mecánico que nos guíe en la tarea de vernos interiormente para buscar y reparar lo que por dentro está mal.