Es bien fácil romper la regla de oro de no hacer a los demás lo que no te gusta que te hagan a ti.
La critica destruye a otros. Causando un daño irreparable porque lo que se lanza a mansalva queda en la mente de otros y después es imposible recoger. El daño que causa en el corazón de quien se critica es irreparable porque se extiende y propaga de forma exponencial.
No importa si lo que dices de otros es verdad o crees que es cierto. La manera no es esparcir porque eso no construye sino todo lo contrario, destruye robándole al otro la oportunidad de quizás enmendar su camino. Pero si además se suma que lo que criticas de otros no tiene un ápice de verdad, eso desangra el corazón de los demás dejando una huella difícil de borrar.
Te sugiero que intentes reflexionar si lo que criticas habla más de lo que careces que del otro. Quizás te hace sentir bien subirte, bajando al otro por medio de la critica y la devaluación. Ten cuidado, porque un día te puede pasar a ti que seas criticado injustamente. La vida es un boomerang, dinámica no estática. Mañana estas arriba, pasado abajo.