Muchos se preocupan por ser luz del mundo pero a la vez se olvidan ser luz de sus propias casas.
No es correcto querer ser luz del mundo y siendo a la vez oscuridad de la casa pues la primera misión trascendente de un cristiano es primero con su propia familia.
Aprovecha estos días para vivir la Pastoral de la Presencia. Estar juntos, compartir, cocinar, jugar y hablar. Eso, no cuesta nada es gratuito pero además es la mejor manera de vivir el calor en familia que nos recuerda el ser cristianos.
Por eso, Dios Padre quiso que el Niño Jesús naciera en el seno de una familia. Así es de importante.