Es muy común escuchar a padres decir con orgullo «es que yo soy amigo de mi hijo». Esto es un error porque supone que se están asumiendo dos roles: uno de ser papá y el otro de ser amigo. Los padres podemos ser muy cercanos a nuestros hijos, pero no estamos llamados a ser sus amigos. Por eso, necesitamos poner límites y eso conlleva decirles que no. Los límites hacen funcionales las relaciones y los prepara para recorrer el camino de la vida.

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Dra. Mercedes Vallenilla

Psicóloga católica con especialidad en psicología social. Maestra en Matrimonio y Familia. Doctora en Educación, con estudios de postdoctorado en Psicología. Autora de cuatro libros sobre psicoespiritualidad. Pionera en Psicología Virtual con 30*+ años de experiencia.

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Psicóloga católica con especialidad en psicología social. Maestra en Matrimonio y Familia. Doctora en Educación, con estudios de postdoctorado en Psicología. Autora de cuatro libros sobre psicoespiritualidad. Pionera en Psicología Virtual con 30*+ años de experiencia.

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