La gracia De Dios puede transformar el interior con su amor. Pero primero necesita que tomemos la decisión de asumir responsabilidad sobre las consecuencias.
Es así como el agua representa la gracia que penetrará en nuestro interior para purificarnos, transformándose en un mejor vino con la buena nueva de la alianza de amor que Dios quiso entablar con nosotros. Es tiempo de cambiar esos odres viejos en odres nuevos para que quepa el mejor vino.