La ciencia que ha estudiado las emociones indica que tenemos la posibilidad de experimentar más emociones positivas que negativas pero por el sentido de supervivencia nos quedamos enfocados en las negativas. Cuando se percibe peligro esto se vive de manera aún más intensa.
Una de las maneras como ofrecen para poder contrarrestarlo es adquirir el hábito de experimentar emociones positivas. Eso se hace haciendo consciente eventos neutros que podemos tener la posibilidad de convertir en momentos positivos solo con agradecer por ejemplo él estar vivos.
Experimentar emociones positivas nos expande y amplía nuestras perspectivas y nos ayudan a construir a largo plazo recursos dado que optimiza la experiencia interpersonal en cuanto a las relaciones.
El incremento en el intercambio de emociones positivas con otros hace que se intercambien bioconductas que llevan a una sincronía y un muto cuidado. Lo cual después de practicar por un tiempo, llevan y construyen lazos, conexiones, nexos sociales y compromisos con y entre las personas.
Regresa a tener alma de niño. Crea micromomentos fomentando emociones positivas. Haz consciente aquello por lo cual estás agradecido o cuando estas pasando un momento sencillo.