Esta frase del filósofo personalista español Julián Marías me encanta: “Quien cree en el más allá vive el más acá”. Para un cristiano, trascender es esencial. Esto quiere decir que al creer en la eternidad creemos que esta vida terrena es de paso.
Por eso, tenemos una cosmovisión donde las consecuencias de nuestros actos tienen efectos que no se quedan en el “aquí y en el ahora” sino que repercuten y tienen consecuencias en un lugar que no es precisamente este.
Es por ello que dependiendo de la visión que tengamos del “más allá” si es que la tenemos, será nuestra visión “del más acá”. Es decir, del aquí y del ahora y eso determinará como viviremos el momento presente.
Lo contrario a la trascendencia es la inminencia, donde se parte del principio que los actos del ser solo perduran sus consecuencias y su fin dentro del mismo ser encerrados en esa misma realidad.
La inmanencia considera que toda realidad se agota en ella misma y permanece en sí misma. La trascendencia considera que esta por encima de la misma realidad trascendiendo con creces.
Recuerda que todo lo que vives hoy tiene una repercusión en otros, en el mundo y cuando te toque partir en la eternidad. No esperes a tu juicio final para darte cuenta de ello.