Como sabemos en el Antiguo Testamento no existía aún la vida eterna. Los muertos iban a un lugar llamado el Sheol que significa como una fosa un lugar de sombra, el lugar de la espera.
Se llamaba infierno pero no tenía el significado que tiene para nosotros que es el lugar de los condenamos. En el AT el infierno era el lugar donde estaban los muertos a la espera del Mesías que los resucitaría.
Cuando Jesús muere nos abre las puertas del cielo allí es cuando la eternidad se hace posible para nosotros. Por eso decimos en el credo que “bajo a los infiernos” quiere decir que Jesús cuando murió estuvo allí en el Sheol porque fue a buscar a los justos para llevarlos al cielo y así compartir la eternidad con ellos y hacerlo posible para nosotros.
La vida eterna es el destino que todo cristiano debe anhelar. Esto nos sitúa en que esta vida terrena no es la definitiva ni la final aunque muchas veces pensamos que es así. La lucha del cristiano es para poder estar en gracia para aspirar a la vida eterna. La condición es que el hombre abra el cerrojo interior de su corazón y ese, se abre solo por dentro. ¡Felices Pascuas de Resurrección!