El síndrome de fatiga crónica conocido por su nombre en inglés como el “burnout” es sumamente común en profesionales de la salud, catequistas, seglares y laicos consagrados. Este se presenta como una forma de estrés crónico que surge en el campo profesional y pastoral especialmente cuando se está dedicado a la relación de ayuda.
En este síndrome la persona “está quemado” ante las dificultades, los sinsabores y los problemas porque ha estado siendo sometido a un estrés intenso o a una sobrecarga de actividades sin descanso.
Cuando se da en un agente pastoral lo mismos están animados por un ideal religioso que al ignorar las señales interiores del cuerpo, que avisan de la sobrecarga se confunde esa motivación espiritual haciendo que el estrés vaya en aumento y estén expuestos a un desgaste psicológico-fisiológico y emocional que los dejan sin fuerzas llevando su cerebro a un desgasta total.
La mayoría de las veces, la creencia errónea de “super hombre o super mujer” hacen que la persona motivado por sus ideales ignore esas señales llegando a adjudicar -incluso- como voluntad De Dios que siga adelante sin parar.
No importa que el mundo necesite urgentemente tu servicio. No somos super hombres o super mujeres. Necesitas parar aun cuando te estén invitando a hacer un bien muy necesario. No es voluntad De Dios que termines con un burn out porque no pudiste parar a tiempo ignorando las señales que tu cuerpo te dio.
