Psicología Católica Integral - Mercedes Vallenilla
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Hace 8 años comencé con esta aventura de ser blogger psicoespiritual aprovechando los dones que Dios me había dado de ser escritora para poder compartir no solo por medio de mis libros sino de todos los contenidos que aquí publico. Todos al final medios para cumplir con la misión de brindar luz, consuelo y esperanza.

Cuando inicié esta misión, nunca me imaginé lo que me encontraría del otro lado. El ciento por uno en esta tierra y el que recibe más de lo que da cuando se sirve fueron y han sido siempre mi mejor recompensa. 

Esta misión la hago entregando como el óbolo de la viuda -no lo que me sobra- sino lo que realmente me falta: energía y tiempo. Todo el día estoy en consulta y además de ello estoy estudiando mi doctorado que requiere un gran compromiso y disciplina. Sumado a ello, estoy editando mi 5 libro.

Edito, grabo y diseño los contenidos. De lunes a domingo estoy intercalando las consultas con mis estudios y además de publicar en las redes. Gracias a la ayuda que el Espíritu Santo me da, puede fluir todo de manera armónica. 

Por todo esto, muchas veces he pensado que me llegó el momento de parar. Pensamientos como: “ya hay muchos que publican” o “ya estoy vieja y mejor me concentro en mi legado que será la Escuela de Psicólogos Católicos” o “mi carrera profesional y como futura académica que necesita estar en las ciencias para divulgar el conocimiento que he recibido y que tanto bien ha hecho, no esta en las redes sociales” han venido una y otra vez a mi mente. 

Estos pensamientos no me han llevado a parar porque mi Señor en la oración me sigue confirmando que es su querer que siga allí, brindando luz, consuelo y esperanza aunque no sea mi prioridad principal. Él aún me pide estar allí cumpliendo una pequeña parte de mi misión. 

Hoy, solo quiero compartir y exhortar lo que no ha sido tan bueno. Como me han dicho las personas que me han asesorado, los “hatters” de mi página son los peores. Pero lo peor del asunto es que esos “hatters” son los de mi supuesta propia familia: los católicos. 

El comportamiento de algunos que hay detrás de las redes de aquellos que creen lo mismo en lo que yo creo es deplorable. Muchos, escriben burlándose. Otros fanáticos religiosos subestimando le que una mujer como yo, no solo de fe y de oración, sino de años de formación doctrinal seria y respetada además una profesional que está en el medio de la ciencia queriendo hacer ciencia, me hace pensar que las redes no son mi lugar. 

Estos hatters que tienen en los perfiles la foto del Sagrado Corazón, o del Señor de la Misericordia o lleno de publicaciones de santos y de la Iglesia, que publican sin revisar primero a quien critican argumentando una cantidad de cosas como que “la neurociencia es del demonio” cuando lo único que hace la neurociencia que he estudiado es mostrarnos como funciona el cerebro y explicarnos cómo eso le da soporte a los procesos emocionales y cognitivos. 

Otros a pesar de lo claro que es mi perfil de mujer de 51 años casada y católica me mandan mensajes obscenos creyendo que, porque aceptamos una solicitud de amistad en la red profesional de LinkedIn o Facebook, ya quiero otro tipo de cosa que no sea llevar a cabo lo que claramente estamos trasmitiendo que es un ministerio y además relacionarnos profesionalmente.

Otros, solo escriben para quejarse. Que si la música del video está alta, que si la próxima no hable tan rápido, que si el fondo le marea y me pregunto: ¿es caridad cristiana quejarse de lo que gratuitamente estás recibiendo? No sé qué es peor, la queja o la forma de decirlo de una manera déspota y sin un “por favor” o “gracias”de por medio. 

Otros se quejan del tema del podcast porque no es lo que querían, en vez de pensar que si impacto a cientos de personas por todos los medios en los que disperso mis contenidos ¿cómo podré complacer a todos? Máxime cuando las personas que me siguen son de todos los niveles sociales, de todas las edades, de 119 países de los 5 continentes. Pero no se detienen a pensar que soy de los pocos profesionales que no monetizan sus contenidos, sino que dan gratuitamente lo que pudiera perfectamente cobrar. 

Otros reclaman que me han enviado infinidad de mensajes y que ya paso una semana sin que le haya dado una cita. Y cuando tengo un segundo para intentar responderles que no tengo espacio, se molestan y me insultan sin importar que tan caritativo les responda. 

Una persona una vez se atrevió a decir que mejor entonces no publicara. Como si tuviera que ver mi ministerio en las redes con la atención psicoespiritual que llevo a cabo a través de mi consultorio en mi práctica profesional. Es como si un abogado no pudiera dar consejos de la separación de bienes porque eso significa que el tiene que llevar a cabo todas las separaciones de bienes que le soliciten las personas que ven esa publicación. Lo cual carece de sentido. 

Otros, se quejan del horario del webinar. Sin pensar que estamos invitando de todas partes del mundo y que además lo estoy dando gratis. Otros, han hecho prácticas de plagio, cortando en mis diseños el www.psicologiacatolicaintegral.com para poner su nombre y otros han copiado textualmente mis textos y los han puesto en sus publicaciones como propios usando frases exactas con punto y coma de cosas que he dicho previamente. 

Es una pena tener que decir que los hatters de mi página son católicos, pero para decirlo más claro son fanáticos religiosos porque un católico equilibrado no respondería así. Porque comprendo la mente humana y la he tratado por medio del acompañamiento a cientos de personas; y, porque tengo una enorme fe sigo en esto. 

Pero hoy si que me siento llamada a escribir acerca de lo que es la Netiqueta que son las normas éticas que deberían de seguirse en el ciberespacio pero que nadie al parecer las sigue. Pues he hablado infinidad de veces de la caridad cristiana y parece que por esa vía no dejan de agredir y de violentar a quien está sin ninguna necesidad aportando su pequeña gota en el mar.

La Netiqueta representa el cúmulo de normas en el ciberespacio basadas en la buena educación y prescritas por una autoridad que necesitan ser tomadas en cuenta en la vida social. Representa por tanto todas las reglas para comportarse adecuadamente en línea. 

La Netiqueta es importante conocerlo porque puedes ofender a otros y desmotivar su trabajo sin que realmente te lo estés proponiendo. Se pueden malinterpretar tus acciones y comentarios creando un malentendido con alguien que está del otro lado y que quizás, conoces poco o casi nada de sus circunstancias de vida.

Pero si eres cristiano, considero que esa Netiqueta es aún más necesaria porque al garantizar que estás actuando con ética como consecuencia te ofrecerá la base para actuar con coherencia cristiana. 

Por esta razón hoy me siento llamada a compartir esas reglas de Netiqueta. Reglas que estudié del libro de Virginia Shea “Netiqueta” cuando entre al doctorado y que me fueron de gran ayuda para ejercer de forma educada y clara mi rol como estudiante dentro de la ciencia y, por ende, como futura científica.

Pues, el conocimiento científico crece a través del cuestionamiento constructivo que si se hace bajo estos parámetros es necesario para que en la misma ciencia progrese el conocimiento. Solo he seleccionado las reglas que considero más relevantes. 

La primera regla que he seleccionado es que necesitamos recordar que somos seres humanos.  El ciberespacio y las redes sociales tienden a hacer olvidar que existe una persona del otro lado. Solo nos quedan las palabras para poder expresarnos y a veces, las podemos acompañar de fotos y de diseños, pero nunca hablan de las circunstancias de vida de las personas. 

Las palabras y los diseños no son suficientes para poder captar la magnitud de lo que significa ser persona en todo el sentido integral de la palabra. Hablo de una persona que siente, que piensa, que tienes necesidades. Que sufre y que no está quizás únicamente vendiendo un servicio, -como al menos es mi caso- sino compartiendo gratuitamente algo de valor, para darle valor a la vida de otro ser humano que ni siquiera valora.

Todo este contacto por el ciberespacio hace que te interrelaciones con otras personas que de otra manera no lo harías, pero a la vez, hacen que ese contacto pueda ser muy impersonal reduciendo la grandeza de las relaciones interpersonales a un like, una frase o un simple comentario que puede ser mal interpretado. 

La pregunta aquí que hay que hacerse con esta regla es sí estarías dispuesto a decirle lo que le estás diciendo al otro en su cara en el caso de que lo tuvieras enfrente a tu frente. Sino serías capaz, la Netiqueta te dice que mejor no lo digas. 

Como psicóloga además agrego a la primera regla de Netiqueta, que muchos se esconden detrás de pseudónimos para sacar toda su frustración personal y su personalidad llena de complejos agrediendo por cualquier cosa a otro. 

Así son las personas que están heridas, necesitan herir y necesitan excusas para herir. Las redes y el ciberespacio se ofrecen como una perfecta oportunidad para dejar escapar todos los sentimientos negativos que tienen acumulados como olla de presión. Quizás agrediendo de esta manera se sienten mejor y, además, no podrán asumir ninguna consecuencia por hacerlo. 

La segunda regla dice que sigas en las redes el mismo estándar de comportamiento que utilizas en la vida real. En algunos países más que en otros las personas obedecen la ley, por voluntad o por miedo, pero la obedecen.

Pero en el ciberespacio quien agrede bajo un pseudónimo como “el gato de la noche” justamente sabe que no será descubierto y así su comportamiento queda impune. Pero, aunque use un nombre, sabe que no tendrá consecuencias más allá de ser bloqueado después de agredir a otro. 

Pero, si te conduces con ética en la vida real, es importante que la sigas viviendo en el ciberespacio para que no sea éste el lugar donde tu conciencia comience a practicar a diario lo que significa relajarse. Si tienes duda, te dejo este artículo que habla de la ética para que recuerdes como formarla a diario ¿Existe la doble moral?

Por lo pronto, la ley de la privacidad y del derecho de autor es importante dentro del ciberespacio. Pero, aunque aún no existen leyes que necesitan surgir para regular las relaciones, con más razón es importante por tanto acudir al código de ética personal.

La tercera regla es saber que en el ciberespacio la Netiqueta varía de un dominio a otro. Esto significa que lo que es aceptable en un lugar puede no serlo en otro. Esto quiere decir que si perteneces a un grupo en Facebook que se dedica al chisme y a la desacreditación pues entonces esa es la Netiqueta del grupo.

Pero si eres un católico que estas en una página como la mía y que solo busco brindar luz, consuelo y esperanza entonces no aplica que ingreses a dejar un comentario agresivo en una publicación. 

En este sentido no estoy hablando de una postura relativista con la cual no estoy de acuerdo, sino que existen en el ciberespacio dominios destinados a unas acciones que parecen ser aceptables, pero en otros dominios no lo son.  

Por eso, es importante según el consejo de esta regla que observes como se comporta el lugar donde estás porque quizás, el autor le ha dado esa línea porque ese es el objetivo de lo que ha creado. Es tu decisión si quieres o no pertenecer.

Por ejemplo, en mi página y las redes sociales solo he querido tener un lugar que brinde luz por medio de la formación que he adquirido por años, brindar consuelo a quien sufre y brindar esperanza.

Los que entran para crear dudas, polémicas, atacar, criticar, confundir y agitar no tienen lugar en el espacio que he creado porque no es lo que como autora quiero. Y por eso, no son bienvenidos con ese comportamiento y tienen la opción de retirarse porque al final, es mi espacio.

La siguiente regla que me parece sumamente relevante es que escribas de lo que sabes y sea coherente con lo que has estudiado o con tu experiencia. Me sorprende mucho que existen infinidad de personas que no han estudiado mi profesión como psicóloga, pero sin embargo, escriben como si lo fueran.

Personas que engañan a otros sin escrúpulos y que incluso llevan blogs de psicología, hablan de psicología, hablan de teorías que a simple vista se leyeron algo en la web y repiten como loro lo que leyeron sin ningún tipo de ética.

Es importante que compartamos lo que sabemos, pero no aparentar lo que no sabemos. Comparte de lo que sí sabes fruto de lo que has estudiado, de la experiencia que has acumulado, de una carrera en los estudios en la profesión, en horas de arduo trabajo, porque eso es satisfactorio y hace de este mundo uno mejor. 

Pero no engañes a las personas diciendo algo que no eres, -como, por ejemplo- decir que eres psicólogo cuando nadie te pedirá tu título de licenciado porque de entrada partirán de que lo que dices es cierto. 

Eso, no es hacer de este mundo uno mejor sino acabar con lo que muchos por años de dedicación hemos hecho con un enorme esfuerzo. La ética viene de nuevo para regular el comportamiento en sociedad. Pero si ese espacio tiene la palabra cristiana, mejor aún este llamado a llevarse con coherencia entre el ser y el deber ser. Aporta, pero de lo que sabes. 

Una regla muy importante es la de mantener las controversias bajo control. Los apasionados estropean el lugar cuando expresan sus puntos de vista plagados de emociones. Lo que condena la Netiqueta son los mensajes incendiarios que no tienen fin, que están escritos con mayúsculas -que de paso es agresivo- porque el otro está tan apasionado que quiere darle peso a su palabra para aplastar la del otro. 

Aquellos que escriben en tono despótico devaluando lo que se está diciendo rompen con la armonía. Por eso, si tienes una duda de algo que ha sido publicado antes de agredir, antes de crear un problema y confundir a otros es mejor preguntarle al autor que quiso decir y qué entendiste y si lo haces por privado es mejor.

Muchos fanáticos religiosos se dedican a esto, a corregir lo que supuestamente está mal dicho sin saber a quien corrigen solo porque creen tener la misión de velar por algo que no está en juego El fanatismo religioso

También te recomiendo preguntar qué formación tiene la persona a la que le estás escribiendo. Al menos he estudiado teología adherida al ministerio de la Iglesia a la cual pertenezco y nunca he publicado algo que no esté apegado al catecismo de la Iglesia católica. He estudiado en un Instituto Pontificio. Pero, de repente sale alguno que otro por allí para agredirme por hereje como si estuviera creando un sismo dentro de la Iglesia como lo hizo Lutero. 

Si alguien cometió un error de forma -como me ha pasado- que se me ha ido una letra, díselo en privado. No seas como un inquisidor que necesita correr a evidenciar el error para sentirte con valor El Punto Negro en la Pared

Existen otras reglas de Netiqueta. Al menos para mi, la más importante es que sí tienes dudas de la publicación que he hecho, pregunta. No sé si pueda responderte, pero es importante que te sitúes en la persona que publica lo que estás leyendo y que tomes lo que se dice de quien viene. 

Vivir la caridad cristiana es esencial para un cristiano. Pero vivirla en todos los escenarios de tu vida, en casa, en el trabajo, en las relaciones interpersonales con conocidos y también con desconocidos incluye también al ciberespacio. 

La coherencia viene de la ética, pero también de la creencia de que en el cielo existe un Dios que nos ve todo el tiempo, ve nuestros buenos actos y aquellos de los que no estamos orgullosos porque todos esos actos serán juzgados. Para Dios no hay nada oculto. 

Ten caridad cristiana con aquel que está intentando aportar su pequeña gota en el mar. No seas de esos que solo escriben para corregir el punto negro en la pared sino para alentar a otros en sus esfuerzos por hacer de este mundo uno mejor. Si tanto criticas lo que ves mejor comienza entonces tu a hacer algo al respecto para cambiar eso que tanto te quejas. 

La Netiqueta nos brinda la posibilidad de vivir con ética nuestro rol en las redes sociales y en el ciberespacio. Pero sobre todo nos brinda la posibilidad de vivir con coherencia cristiana. 

No escribo este artículo porque me sienta de alguna manera mal, ya que gracias a Dios tengo una extraordinaria gestión emocional y el desánimo no suele afectar mi desempeño profesional mucho menos lo que Dios me pide hacer.

Lo escribo porque me experimento llamada a hacerlo para exhortar a mi familia cristiana a la reflexión para una mejor vivencia de la caridad y así poder reflejar la coherencia cristiana. Como decía San Ignacio: «Grita más fuerte». Hoy, eso es lo que hago.

Por tal motivo, agradezco a esas personas que están allí para alentar mis pobres y pequeños esfuerzos hechos con amor para brindar un poco de luz, de consuelo y de esperanza a un mundo en llamas. Es una pena que sean la minoría dentro de una enorme mayoría que se dedica a invadir y boicotear los esfuerzos. Lo triste es que se pregone ser cristiano. 

Sé que mi mejor recompensa me espera en el cielo, definitivamente no en el ciberespacio. Continuaré a pesar de ello, entregando todo hasta que Dios me pida parar o irme a su encuentro.

Al final, eso es a lo único a lo que le temo: no llevar a término la misión para la cual me creo en todo el sentido pleno de la palabra. Todo eso hace que mi fe se fortalezca.

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Mercedes Vallenilla

Psicóloga católica con experiencia en Psicología Social y Maestría en Matrimonio y Familia. Doctora en educación de la Universidad Anáhuac, con estudios de postdoctorado. Autora de cuatro libros, pionera en Psicología Virtual con 30+ años de experiencia.

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Mercedes Vallenilla

Psicóloga católica con experiencia en Psicología Social y Maestría en Matrimonio y Familia. Doctora en educación de la Universidad Anáhuac, con estudios de postdoctorado. Autora de cuatro libros, pionera en Psicología Virtual con 30+ años de experiencia.

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