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Munio: fortaleza, castillo, refugio

La familia. Algo tan importante, pero a su vez tan atacado. Todos hemos escuchado desde pequeños que la familia es la base de la sociedad, pero quizás, sin darnos realmente cuenta del valor que tiene en la vida cotidiana, en nuestra propia vida.

La familia es la consecuencia de una unión conyugal como Dios manda. Pero muchos no saben qué tan importante es, no solo para la sociedad sino para la estabilidad afectiva del ser humano. Muchos aprenden a valorarlo solo cuando pasan por un problema y su familia se vuelca a acompañarlos. Otros, hasta que la pierden es que pueden darse cuenta de lo que tenían. Otros, simplemente no tuvieron la oportunidad de conocerlo y anhelan ese sueño. Otros, quedaron tan heridos y fracturados que no creen en ello.

Significado de alma en la bibliaLa familia es donde se recibe de forma cotidiana y sin proponerlo el amor más puro y más fecundo. El amor que va directo a nutrir la afectividad -como he mencionado muchas veces- la dimensión que brinda la madurez humana Inmadurez Afectiva. Ese amor que enseña al bebé a sentirse amado y cuando va creciendo, a sentirse valorado -no porque meta goles o saque buenas calificaciones- sino únicamente porque es un ser humano con una dignidad.

Una familia donde necesitamos sentir que pertenecemos, que al llegar cansados habrá personas que nos recibirán dispuestos a escucharnos y a darnos un abrazo. Una familia cuyo amor nos sostendrá en las buenas y en las malas, en la salud y la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza. Que estará amándonos de forma incondicional, aunque nos hayamos equivocado, como un espejo de ese amor incondicional que el mismo Padre Dios expresa todos los días a quien quiera recibirlo.

Lamentablemente esto no es lo que vemos hoy en día y que parece estar reservado para unos pocos. La familia es un concepto que se ha distorsionado en su significado, a conveniencia de algunos únicamente para justificar las disfuncionalidades que no se logran sanar porque no se reconocen y no se asumen responsabilidades a tiempo.

Como dice el catecismo de la iglesia católica en su número 2202, la familia natural no es una creación o construcción de una religión, filosofía o credo político, es una forma de relación tan natural a la persona humana como lo puede llegar a ser la verdadera amistad al igual como puede ser también el apreciar a un paisaje, la actividad intelectual, el gozo por la belleza, la adoración a Dios, la expresión del verdadero amor.

Pero la gran diferencia que distinguen a las relaciones de amistad de las relaciones de familia, es que las relaciones de amistad buscan el bien mutuo pero las relaciones de familia implican la entrega mutua.

Al decir entrega mutua me estoy refiriendo a una entrega que requiere totalidad y esta a su vez implica una aceptación completa del otro que se ama y el cual no se ama en facetas sino en todas sus dimensiones. Esas dimensiones como lo son la dimensión física, la psicológica y la espiritual. En cambio, la amistad no requiere donación total sino una donación parcial donde los que la entablan se unen por algún vínculo que comparten en alguna de estas dimensiones de las cuales se identifican, se acompañan en la medida de sus posibilidades y luchan por ese bien recíproco.

Cuando la familia se funda sobre la base de la unión del hombre y la mujer cuyas diferencias se complementan de manera perfecta sin que esas diferencias signifiquen que no haya igualdad, entonces es cuando la donación total puede ser una base para lo demás. Porque se funda en un amor que puede compartirse de forma libre donde cada quien escoge un bien para el otro y a su vez para ambos. En totalidad porque exige la donación total de cada uno de sí mismo al otro. De forma fecunda porque está abierta a la vida y además busca la fidelidad al desear vivir la exclusividad como elemento esencial de esa donación total.

Cuando una familia está fundada sobre este tipo de relación entre los esposos, entonces puede desarrollarse de manera natural todos los elementos que hará que funcionen las relaciones entre sus miembros; porque no solo a nivel humano cuenta con dichos elementos esenciales, sino porque además a nivel espiritual cuenta con la gracia santificante que Dios otorga desde el inicio a quien desea optar por vivirlo de esta manera; pues Dios pensó desde el origen de la creación que el hombre viviera en familia como un medio para que pudiéramos desarrollarnos y vivir en plenitud en el amor aquí en la tierra. Así, podemos garantizar que existen todos los ingredientes de base para que exista una familia funcional.

La familia funcional, es una familia que está bien nutrida. Significa que se vive el amor de manera sana y que ese amor se expresa a todos sus miembros nutriendo la dimensión afectiva, termómetro de la madurez humana. Ese amor que reciben de Dios sus miembros y que se dona entre ellos y a otros.  A su vez, la familia funcional tiene actitudes positivas ante las situaciones de vida. Esto quiere decir que no solo hablan de lo que sienten, sino que sus miembros son capaces de analizar las situaciones cotidianas desde los hechos no solo desde los sentimientos, otorgando interpretaciones objetivas de lo que acontece y no interpretaciones subjetivas que carecen de validez porque no recaban información objetiva de los hechos.

Por ello, la familia funcional es capaz de comunicarse claro, directo y sin generalizaciones inadecuadas, congruentes en cuanto a lo verbal y al lenguaje no verbal, todo dentro de un marco emocional de apoyo mutuo y recíproco.

La familia funcional comprende que es inevitable el cambio, el cual es parte de la vida y se van adaptando a los ciclos evolutivos de la misma. Por lo tanto, nunca dejan de aprender y adaptarse a todos estos cambios y tratan de aprovecharlos de manera creativa como oportunidades para crecer, para amarse, para extrañarse y sobre todo para valorarse.

En la familia funcional, sus miembros encuentran el mejor escenario para aprender a desarrollar el potencial de cada uno y de los miembros encontrando una retroalimentación sana para ello y una motivación extrínseca que coadyuva y refuerza la motivación intrínseca de cada uno de sus miembros.

En una familia funcional, los miembros desarrollan una autoestima sana. Esto significa que aprenden a desarrollar un autoconcepto equilibrado, donde no se esconden las debilidades, pero tampoco se exaltan las bondades de sus miembros con idealismos, sino que se refuerza con un sano realismo lo positivo y se señala con el mismo realismo lo negativo como áreas de oportunidad para crecer.

De igual forma, existe y se viven reglas flexibles, humanas, adecuadas y sujetas a cambio a medida que sus miembros crecen. Esto no quiere decir que se practiquen modelos educativos liberales, donde los hijos hacen “lo que les da la gana” sin normas ni exigencias de padres “cool” que creen que educar hijos es hacerse amigos de ellos donde no se atreven a exigir. Si no que se ponen normas muy necesarias para poder desarrollarnos de forma adaptada con marcos de referencia adecuados pero que se pueden ir modelando a medida que la misma va creciendo.

Por otro lado, tampoco son padres con un modelo militar auto correctivo perfecto, donde los padres están más interesados en hacer de sus hijos, “hijos perfectos” que cumplan normas a cabalidad y donde no se permite ni una sola equivocación, ni se permite la expresión del amor espontáneo. Tampoco es capaz de crecer con la naturalidad del ciclo evolutivo de los hijos porque no tienen la capacidad de adaptarse a ello. El modelo libertino deforma más que forma a los hijos, haciéndolos irresponsables, malcriados e inmaduros afectivos. El modelo “militar” a su vez, castra emocionalmente a los hijos haciéndolos rígidos e incapaces de expresar el amor de manera sana y equilibrada.

Por último, el enlace con la sociedad de una familia funcional es abierto. Sus miembros están dispuestos a relacionarse con otros miembros de manera sana y equilibrada buscando pares con los cuales se identifican y establecen relaciones de amistad libres con una donación parcial adecuada que busque el bien de cada uno.

La familia es un don. Es un privilegio de amor. En mi caso mi esposo y mis dos hijos junto a mi fe, es lo que me ha sostenido toda mi vida en medio del dolor y las pruebas que Dios ha permitido que vivamos. Ellos han sido mi pequeño oasis de amor donde he podido descansar.

Si al amor que vivimos en la familia funcional le sumamos el amor de amistad basado en relaciones de amistad plena donde nos valoramos mutuamente, entonces la familia se convierte en un oasis de amor donde se puede recostar la cabeza y los amigos se convierten en esos ángeles del camino donde podemos sentir una expresión del amor de Dios.

La familia está llamada a ser una comunidad donde se vive la comunión en el amor. La com-unión donde “com” significa de dos y “munio” significa fortaleza, un castillo, un refugio. Esa es la misión que tiene en el designio divino. Esa comunión es imperfecta porque imperfectos somos, pero la presencia de Dios la hará perfecta en la vivencia de ese amor llevándonos a la plenitud de vida. Al final, la familia será una pequeña antesala al cielo como lo fue la pequeña familia de Nazaret.

Escucha la última entrevista de radio en Radio Claret América, en el programa “lo que hay que oir” con Sandra Navarro y Victor Camarena

Chicago, Illinois. Estados Unidos de América.

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Mercedes Vallenilla

Mercedes Vallenilla

Psicóloga Católica Virtual / Conferencista Internacional / Escritora / Blogger / Candidata a Doctora en Psicologia

Psicóloga con más de 25 años de experiencia dentro de la Iglesia Católica en diversos países. Pionera en la atención psicológica de manera virtual desde hace 18 años. Autora de 4 libros sobre psicología y espiritualidad cristiana. Maestra en Ciencias del Matrimonio y de la Familia por el Instituto Pontificio Juan Pablo II y la Universidad Anáhuac. Candidata a Doctora por la Universidad Anáhuac en México.

Mercedes Vallenilla

Psicóloga Católica Virtual / Conferencista Internacional / Escritora / Blogger / Candidata a Doctora en Psicologia

Psicóloga con más de 25 años de experiencia dentro de la Iglesia Católica en diversos países. Pionera en la atención psicológica de manera virtual desde hace 18 años. Autora de 4 libros sobre psicología y espiritualidad cristiana. Maestra en Ciencias del Matrimonio y de la Familia por el Instituto Pontificio Juan Pablo II y la Universidad Anáhuac. Candidata a Doctora por la Universidad Anáhuac en México.

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