🎤 Ya disponibles todos los Podcast en Spotify. Búscalo como Mercedes Vallenilla o Psicología Católica Integral.

👩🏻‍💻👨🏽‍💻 ¿Necesitas a un Psicólogo Católico? ✝️ escribe a informes@psicologiacatolicaintegral.com o ve los Talk Show en la página de inicio.

💒 Somos los Pioneros en Psicoespiritualidad 🙌🏻

Dile que me estoy bañando

diferenciacion-de-productos-portadaHace muchos años después de haber vivido meses en el hospital estuve convaleciente en mi casa por un largo período de tiempo. Una conocida que se había apenas enterado intentaba llamar para poder hablar conmigo, pero debido a mi debilidad no me encontraba en disposición de atender el teléfono.

En una de esas llamadas la señora del servicio que nos apoyaba en ese momento entró al cuarto a decirme que mi conocida ya había llamado muchas veces. Me quité la máscara de oxígeno y le dije lo mismo que le había dicho todas las veces anteriores donde le pedía una disculpa, ya que no me encontraba en condiciones de atender a su llamada y que le agradecía mucho su cariño e interés por mí. En ese instante escuché que la muchacha tomó la llamada para decirle: “la señora no puede atenderle porque se está bañando”.

A pesar de lo mal que me sentía no pude disimular mi asombro. Con mucho esfuerzo me quité la máscara de oxígeno y le pregunté ¿por qué había dicho eso? ella respondió que como estaba enferma era mejor decir “me estoy bañando”.

Esta experiencia me dejó una enorme reflexión acerca de la coherencia de vida. Pues no solo hay que serlo, parecerlo, sino que hay que vivir en coherencia con los valores que se creen o profesan dentro de casa, pero también fuera de ella. Hay que tener una sincronía que conduzca a esa coherencia de vida para que nuestras acciones sean expresiones o un reflejo de nuestro mundo interior.

A medida que vamos creciendo en ese camino de la adolescencia a la adultez, se va forjando la identidad del ser humano. Cuando hemos recibido las bases afectivas necesarias para poder transitar por este camino, es que podemos a su vez crear una escala de valores que recibimos de manera natural e imperceptible en el seno materno, inhalando al igual que el oxígeno aquello que nos parece correcto o no, formando así una conciencia fina y delicada del bien y del mal, de los valores más universales y trascendentes en la vida que conforman el ser; como lo son la honestidad, el respeto, la valoración mutua, la amistad verdadera, la unidad, la paz, el perdón, la aceptación, la simplicidad y la sencillez entre otros.

A su vez, a esa formación en los valores fundamentales que debemos recibir en ese lugar llamado hogar se suman esos valores cristianos que podemos ir recibiendo de igual forma de una manera natural y adecuada. Al final, estaremos por el don de la libertad y de las facultades de la inteligencia optando como seres humanos por formar esa jerarquía de valores donde podemos crear nuestra propia escala con aquellos que hemos decidido optar por vivir habiendo hecho una elección personal de vida: aquello en lo que hemos decidido creer debe forzosamente brindarnos la guía diaria para saber cómo queremos vivir y es así como podemos en consecuencia hacer nuestras propias opciones cotidianas en aquellos pequeños detalles que hacen vivir esa esencia del ser y que son a la larga los que harán una gran diferencia.

La coherencia de vida es algo serio. El poder trasmitir esos valores fundamentales que hemos decidido inculcar a nuestros hijos deben ser consonantes con aquello que vivimos. No hay nada que pueda ocasionar más rechazo en una mente joven que está en búsqueda de formar su escala de valores que ver en sus padres una forma de vivir diferente a lo que se profesa. Esto no solo causa rechazo hacia la persona, sino que se rechaza el valor que está en juego y que se le está queriendo trasmitir. Así que si un padre le exige a su hijo no pasarse de tragos cuando sale a la disco con los amigos, pero el hijo lo ve llegar pasado de tragos todos los viernes, no existe como tal una coherencia en el modelo que desea formar ese valor y, por ende, causa rechazo al mismo.

Pero si esto adquiere una relevancia tal en la formación de los valores universales, mucho más lo adquiere en la formación de los valores cristianos.  La coherencia de vida al desear vivir con valores cristianos es vital para que puedan trasmitirse dichos valores. Si un padre va a misa, pero a la vez es corrupto existe una discrepancia enorme entre lo que se dice se cree y lo que se practica. Y en este sentido la gran falta de coherencia que a veces vemos en muchas personas que dicen vivir de su fe causa mucho daño en aquellos que intentan formar su fe.

Desde mi perspectiva, la coherencia cristiana comienza por intentar vivirla en aquellos más mínimos detalles de la vida misma. Como bien dice el evangelio, quien no es fiel en lo poco tampoco puede serlo en lo mucho. Y lo poco me refiero a no decir que la señora se está bañando, o criticar a todos y en todo o creerse juez de los demás.

El ser humano es básicamente un ser que va creando hábitos de vida. Estos se crean por una creencia nuclear, se expresan por un estímulo, se refuerzan en la rutina y se recompensan a diario instaurándose como una forma de vida. Pero la formación de todos y cada uno de estos valores universales y cristianos, no solo significa que debamos optarlos en libertad para poderlos incorporar en nuestra estructura cognitiva como lo que queremos creer y en lo que deseamos creer, sino que requiere poco a poco que vayamos creando hábitos de vida donde podamos vivirlos, comenzando por aquellos pequeños detalles que con el paso del tiempo se convertirán en la gran diferencia y que crearán un abismo enorme entre lo que creemos y vivimos o al contrario, crearán un solo camino de coherencia uniendo a la identidad de la persona en un solo ser que vive de unidad y solidez entre su pensar y su actuar. Entre su ser y su quehacer. Base de cualquier crecimiento humano.

Es por esta razón de tal relevancia para crear la unidad de la persona en un solo ser que podamos forjar ese hábito de ser coherentes entre el pensar y el actuar. Pero ese pensar debe ejercitarse en la coherencia todos los días. De esta forma si hemos decidido creer en la sinceridad como un valor importante en las relaciones interpersonales, debemos comenzar por ser coherentes en acciones tan pequeñas como decir que no podemos atender porque nos encontramos imposibilitados para hacerlo en vez de decir una mentira que en ese momento parece tan irrelevante e insignificante pero que al cabo del tiempo se convertirá en quizás un acto de deshonestidad laboral o de infidelidad; primero, con nuestro propio corazón y nuestro ser, para después ser infiel con los que más amamos.

Así funciona con los buenos hábitos, ellos crecen y se fortalecen cuando los repetimos creando una rutina positiva de vida. De igual forma los malos hábitos por más pequeños que parezcan crecen como una bola de nieve hasta llegar a acciones no solo incoherentes con nuestro ser, sino quizás con serias consecuencias para la propia vida que fracturaran ese ser y romperán las relaciones buenas y positivas que hayamos tenido.

El hacer es solo una expresión del ser. Por esta razón estamos llamados a conectar con nuestro mundo emocional que es donde habitan nuestros sentimientos en nuestra dimensión afectiva; con nuestros pensamientos y sistema de creencias que habitan en nuestra dimensión cognitiva, así como con nuestras certezas espirituales que habitan en nuestra dimensión espiritual mediante un cultivo de una relación con nuestro Padre celestial. Como consecuencia estarán emanando conductas visibles, observables y hasta medibles que sean coherentes con nuestro ser fortaleciendo la unidad interior y llevando a la plenitud de vida.

Si eres de los que dicen pequeñas mentiras para quedar bien y con ello actuar “políticamente correcto” ante otros, mejor revisa tu escala de valores, lo que deseas realmente y la coherencia de vida con la que vives. Es mejor ser coherentes con uno mismo que ser incoherentes para quedar bien con los demás. De esta manera, esa misma falta de coherencia no te alcanzará un día y así no tendrás que sentarte a pensar todo fracturado en tu ser ¿qué fue lo que hice?, ¿en qué momento esto sucedió que no me di cuenta?, ¿en qué parte del camino me perdí?

El inicio es tan sencillo como cuando nos permitimos decir un día “mejor dile que me estoy bañando”.

Mercedes Vallenilla

Mercedes Vallenilla

Psicóloga Católica Virtual / Conferencista Internacional / Escritora / Blogger / Candidata a Doctora en Psicologia

Psicóloga con más de 25 años de experiencia dentro de la Iglesia Católica en diversos países. Pionera en la atención psicológica de manera virtual desde hace 18 años. Autora de 4 libros sobre psicología y espiritualidad cristiana. Maestra en Ciencias del Matrimonio y de la Familia por el Instituto Pontificio Juan Pablo II y la Universidad Anáhuac. Candidata a Doctora por la Universidad Anáhuac en México.

Mercedes Vallenilla

Psicóloga Católica Virtual / Conferencista Internacional / Escritora / Blogger / Candidata a Doctora en Psicologia

Psicóloga con más de 25 años de experiencia dentro de la Iglesia Católica en diversos países. Pionera en la atención psicológica de manera virtual desde hace 18 años. Autora de 4 libros sobre psicología y espiritualidad cristiana. Maestra en Ciencias del Matrimonio y de la Familia por el Instituto Pontificio Juan Pablo II y la Universidad Anáhuac. Candidata a Doctora por la Universidad Anáhuac en México.

Sígueme

Para Citar el Artículo

Compartir

Facebook
WhatsApp
Twitter
LinkedIn

Todos los materiales contenidos en este sitio incluyendo, pero no limitado a texto, logotipos, contenido, imágenes (animadas y estáticas), iconos, videos y fotografías, entre otros están protegidos por las leyes de Derechos de Autor tanto nacionales como internacionales.

En relación con todo lo contenido en el sitio, se prohíbe la reproducción, uso, copia, impresión, distribución, publicación, traducción, adaptación, reordenación y cualquier otro uso o modificación total o parcial de los datos y obras contenidos en esta página o su contenido por cualquier medio y de cualquier forma. El material podrá ser utilizado sólo para uso personal, no lucrativo ni comercial citando la fuente original del autor.

Que el dolor no te robe el amor

Qué el dolor no te robe el amor

Autora: Mercedes Vallenilla

Adquiérelo en línea en su versión digital o impresa

All Inclusive

All Inclusive

Autora: Mercedes Vallenilla

Adquiérelo en línea en su versión  impresa

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *