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Uno se siente tal como piensa


Actualmente las investigaciones han demostrado que el cerebro tiene dos tipos de formas en las que piensa. El pensamiento difuso y el pensamiento focalizado.

En el pensamiento focalizado, el pensamiento va recorriendo los patrones de pensamiento o categorías ya definidas en el cerebro, es como si siguiera una ruta estructurada para llegar a la comprensión de lo que se está percibiendo. Se cree que están mas unidos los patrones neuronales y es un pensamiento que generalmente es mas estructurado y se da cuando algo es más familiar para nosotros. La manera como se asocia este pensamiento es generalmente con todo aquello que esté almacenado en la memoria a largo plazo y que formamos no solo de nuestras memorias de la vida cotidiana, sino de lo que nos informamos y formamos por medio de la adquisición del conocimiento formal.

En el pensamiento difuso, el pensamiento va recorriendo de forma desestructurada lo que se vaya a encontrar en el cerebro, es como si estuviera hurgando ideas y conceptos que quizás hasta no tienen relación entre si, pero que va dando “tumbos” hasta que las ideas mas creativas surgen. Se cree que los patrones de pensamientos están dando como saltos a ver qué conecta con qué. Generalmente esto es cuando estamos pensando cosas que son nuevas o no familiares.

El pensamiento difuso funciona bien cuando estamos de paseo, en el campo o en la playa, corriendo o tomando un baño o simplemente en el coche escuchando música o leyendo un libro. Lo importante es que si no apuntamos esos pensamientos se nos evaporan como el aire. Por eso es importante registrarlos cuando vienen a nosotros para que nos acordemos. Los ambientes creativos son los que favorecen este pensamiento. El pensamiento difuso es muy bueno hacerlo al inicio antes de intentar forzarnos a sacar una idea que no fluye.

Se ha demostrado que el cerebro no puede estar en ambas formas de pensamiento a la vez. Lo ideal para fomentar el aprendizaje es el poder combinar ambas modalidades. Por ejemplo, si nos sentamos un tiempo determinado sin distracciones a intentar comprender algo, estudiarlo, conectarlo con nuestra propia experiencia y luego damos un paseo o nos distraemos con nuestro entorno, es posible que allí surjan ideas diferentes y creativas que luego, regresando a la tarea de estudio podemos volcar y estructurar por medio del pensamiento focalizado. Es como si quisiéramos pintar un cuadro pero no sabemos por donde comenzar, entonces damos un paseo dejando venir nuestras ideas de forma difusa y de repente regresando al atril las volcamos todas de forma focalizada. En la oración por ejemplo, podemos intentar dejar primero cuando hacemos una visita a la Iglesia, que nuestra oración sea así, para luego entrar a leer un texto del evangelio o un libro que nos ayude a centrar aquellas luces que El quiere otorgarnos.

Los estudios del cerebro demuestran que hay una gran actividad en él en los estados inconscientes. Gran parte de los procesos de aprendizaje se llevan a cabo en este estado donde ocurren muchas sinapsis y nuevas ideas se conectan entre sí. Si intentamos forzar nuestro cerebro para resolver algo, no estamos aprendiendo pues estaríamos forzando un proceso neuronal que requiere tiempo para que las neuronas se conecten.

Los patrones de aprendizaje se van formando porque vamos practicando y las sinapsis van ocurriendo entonces se van estableciendo asociaciones neuronales que no son comunes al principio hasta que se convierten en un patrón de pensamiento.

Las ideas concretas son más fáciles de asimilar y el aprendizaje se hace más sencillo. Porque podemos asociar una idea concreta con algo visible, por ejemplo el perro con el sonido que hacen cuando ladran. Pero las ideas abstractas como las matemáticas o los símbolos son muy complicados porque no hay nada con que asociarlo, aunque hay palabras abstractas que se pueden asociar con palabras como ser feliz, algunos conceptos no como estos símbolos matemáticos.

Para facilitar el aprendizaje de conceptos abstractos debemos practicar para que ellos formen sinapsis y patrones que puedan ser asociados luego aunque la palabra o el concepto sea abstracto se puede asociar con un patrón de pensamiento concreto que ya se ha formado. Las metáforas  y las analogías ayudan mucho a pensar y aprender porque fomentan este aprendizaje de ideas y patrones nuevos.

Está demostrado que la práctica y la repetición hace que el patrón se vuelva permanente. Al principio, el patrón será débil, pero si insistimos se hará más firme y si seguimos insistiendo otro día, se hará un patrón de aprendizaje permanente.

 ¿ Y por qué esto es tan importante a la hora de hablar de nuestro mundo emocional? La respuesta es que ese aprendizaje no solo se refiera a aquello que estamos intentando aprender por medio de un estudio académico o de la adquisición de conocimiento, sino que aplica también a la formación de hábitos de pensamiento que generan hábitos en cómo nos sentimos y a su vez en hábitos de conducta que es el cómo actuamos.

Es muy frecuente ver, como las personas que son rígidas mentales, sus patrones de pensamiento se hacen duros y poco moldeables, no permitiendo que se puedan hacer nuevas conexiones neuronales dado que siempre el pensamiento entra en el mismo patrón neural establecido por años. Esto genera consecuencias en la forma de actuar, pues será igualmente rígida ya que no alberga una forma diferente de pensar mucho menos lo albergará en el actuar pero tampoco de sentir. Pues, uno se siente tal como piensa y actúa tal como se siente.

Este tipo de personas con esta forma rígida de actuar, al no albergar pensamientos alternativos, no son capaces de hacer cosas nuevas los domingos o ir a vacacionar a un lugar diferente, tampoco son capaces de optar y decidir cosas nuevas. Al practicar este modo de pensamiento se aferran a sus rutinas diarias pero si viven así por años puede terminar padeciendo ansiedad pues perciben peligro al intentar cambiar sus hábitos, poca seguridad emocional y se sienten con miedo y con falta de control en su rutina. Los cambios de planes y de horarios son percibidos con gravedad porque no tienen manera de adaptarse cognitivamente a ellos.

De igual forma, es muy difícil dialogar con este tipo de personas, llegar a acuerdos, conciliar, negociar pues no son capaces de ver lo que llamamos la “perspectiva global” del asunto en cuestión que se discute para encontrar puntos de conciliación comunes pues esto requiere ceder del punto de vista particular para poder ampliar los horizontes y las perspectivas e intentar con ello comprender al otro para luego optar por un punto conciliador.

En el ámbito emocional también afecta pues no aprenden a autogestionar sus propios estados emocionales, porque de antemano piensan que esta mal sentirse “mal”. Cuando experimentan un sentimiento negativo piensan que es grave y razonan por medio de el, o por ejemplo no saben cómo evocar sentimientos positivos tan necesarios para fomentar el flujo motivacional. Al final, son muy poco empáticos.

En el ámbito espiritual, el tener poca flexibilidad para establecer pensamientos alternativos con la forma difusa o creativa, tampoco ayuda a crecer en el amor a Dios. Pues la pedagogía de Dios es siempre cambiar los planes, permitir en nuestras vidas los cambios que serán para bien, que ayuda a su vez, a que crezcamos en la fe y en la confianza en sus caminos. Siendo rígidos nadie es capaz de descubrir la voluntad de Dios y adaptarse a ella porque vive aferrado a sus ideas y sus planes, enfocado a controlarlos.

Dejarnos podar por Él, muchas veces requiere soltar nuestras formas de pensar, de sentir y de actuar y esto a su vez requiere que podamos albergar un pensamiento diferente en aquellas cosas que son de forma más no de fondo. Esto es de suma importancia, pues muchas veces el Señor nos quita nuestras seguridades humanas para podernos hacer confiar mucho más en Él. Por ejemplo, también se requiere para dejarnos sacar de nuestras zonas de confort y así podamos poner a producir al máximo los talentos que hemos recibido de Él. También se necesita una forma de pensamiento creativo para poder dejar que Dios haga eso con nosotros y soltar en cierta forma lo que siempre hemos hecho para lanzarnos a confiar.

El Espíritu Santo quien es el mensajero que nos comunica el mismo espíritu de Dios, no puede conectar y trabajar en una persona que tiene rigidez mental y que no alberga ni permite abrir su razón para poder escuchar el timbre del Espíritu Santo, pero mucho menos, es capaz de acallar sus pensamientos e ideas racionales inamovibles para dejar hablar a Dios en el corazón.

Muchas veces pienso -por ejemplo- que los primeros apóstoles cuando escucharon que Jesús dijo Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo le resucitaré en el último día.” Juan 6, 54 tuvieron que ser personas en su estructura cognitiva con un pensamiento flexible o difuso, pues sino cómo pudieron creer en aquello en al menos “un poco” el sentido que tenía y el contexto en que Jesús lo decía. Si hubieran tenido un pensamiento rígido o focalizado, seguramente hubieran pensado que Jesús los invitaba a ser caníbales.

Como bien decía San Pablo, la transformación del corazón, comienza por la transformación de la mente. El pensamiento focalizado nos ayuda para junto con la voluntad centrarnos a lograr nuestras metas y cumplir con la voluntad de Dios. El pensamiento creativo o difuso, nos ayuda mucho no solo a crecer en conocimiento, a aprender de una mejor manera formas nuevas que amplíen nuestra cultura y visión del mundo, sino que nos ayudará de manera muy significativa a albergar una nueva manera de pensar y de sentir más semejante a la de Cristo. Combinar ambos, es vivir en equilibrio.

Mercedes Vallenilla

Mercedes Vallenilla

Psicóloga Católica Virtual / Conferencista Internacional / Escritora / Blogger / Candidata a Doctora en Psicologia

Psicóloga con más de 25 años de experiencia dentro de la Iglesia Católica en diversos países. Pionera en la atención psicológica de manera virtual desde hace 18 años. Autora de 4 libros sobre psicología y espiritualidad cristiana. Maestra en Ciencias del Matrimonio y de la Familia por el Instituto Pontificio Juan Pablo II y la Universidad Anáhuac. Candidata a Doctora por la Universidad Anáhuac en México.

Mercedes Vallenilla

Psicóloga Católica Virtual / Conferencista Internacional / Escritora / Blogger / Candidata a Doctora en Psicologia

Psicóloga con más de 25 años de experiencia dentro de la Iglesia Católica en diversos países. Pionera en la atención psicológica de manera virtual desde hace 18 años. Autora de 4 libros sobre psicología y espiritualidad cristiana. Maestra en Ciencias del Matrimonio y de la Familia por el Instituto Pontificio Juan Pablo II y la Universidad Anáhuac. Candidata a Doctora por la Universidad Anáhuac en México.

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4 comentarios

  1. felicidades!me encanto leer. este articulo y me he puesto analisar!q hace tiempo me preguntava por q no puedo amar? con inmencidad !en mi vida espiritual !
    esto realmente viene en mi ayuda !gracias

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